Ay de aquellos que teniendo mucho no lo hicieron fructificar para bien. (Jesús) habla de la caridad.
Posted on 29 febrero, 2012 by pajares95
SON LIBROS O CUADERNOS EN VENTA, POR LO QUE TENGO QUE ESCRIBIRLES, NO ESTOY SEGURO CREO ES DE MEXICO DTB.
LA CARIDAD: UNA DE LAS VIRTUDES MAGNAS (locución interior)
Hijitos míos, hoy os quiero hablar sobre la Caridad. Unas de la Virtudes Magnas que todo hijo mío debe poseer. No valen en nada todas las demás sin esta. Vivir en la Caridad es vivir en mi Seno, en lo más profundo de Mí, puesto que Yo Soy la Fuente del Amor, de la Caridad.
Os doy todo lo mío, os comparto todos mis bienes Celestiales y Terrenos, no me privo en nada para repartíroslo todo y vosotros los tomáis, los guardáis, los atesoráis con desconfianza futura y no los compartís con vuestros semejantes. Vosotros seríais ricos, como vuestro Padre, si confiarías plenamente en El, pero es la desconfianza y la falta de Fe lo que os hace mezquinos con vuestros hermanos.
Nada, entendedlo bien, nada de lo que tenéis es vuestro, sólo vuestra voluntad. Entonces, ¿por qué os adueñáis de lo mío? Ya os lo he dicho: mientras más deis a los demás, más recibiréis y quien lo ha constatado vive en el total agradecimiento a mi Providencia.
La Caridad mueve todo mi Ser. Cuando veo almas caritativas y ya no sólo hablo de lo material, sino de lo espiritual, que se donan a Mí, Yo me derramo en ellas. La Caridad es donación y uno no da a un ser querido lo peor que tiene, ¡da lo mejor! Yo os he dado a mi Hijo, os di lo mejor que os podía dar, es mi Vida plena en Él lo que os di para vuestra salvación, para vuestro crecimiento espiritual y para vuestra santificación. Esto es la Total Caridad, darse por completo a los demás. Yo os pido según os doy. Si habéis recibido mucho, tanto en lo material como en lo espiritual, también os pediré mucho, no así a los que recibieron poco, a los cuales les pediré poco. Pero, ¡ay de aquellos!, que teniendo mucho no lo hicieron fructificar para mi bien. ¡ay de aquellos!, que pudiendo usar sus bienes materiales para transmitir mis bienes espirituales, no lo hicieron.
Velad por vuestros intereses que os he pedido, pero no son vuestros bienes materiales por los que hay que desvelarse, ni perder la seguridad, sino son los bienes espirituales los que hay que proteger y transmitir con vuestra caridad. Es la Caridad material y la Caridad espiritual, ofrecidas con un corazón sincero, las que os van a abrir las Puertas del Cielo. Observad que los bienes, tanto materiales como espirituales, os pueden dar el Cielo o el infierno si no son tomados y usados con pureza, humildad y caridad.
Los bienes materiales, en vez de hacer actos de caridad sinceros, de corazón y se podría decir, a escondidas en donde la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, si se utilizan para actos impuros o para difundir el mal o dar culto al mal, os pueden dar la muerte eterna. Lo mismo sucedería con los bienes espirituales. Los Dones que os concedo a todos vosotros, a unos más, a otros menos y que todos son para servicio mío y para el de los demás, si os los apropiáis y los tomáis para sacarles provecho propio, la soberbia os cegara y siendo la soberbia el peor enemigo en estos casos en la obtención de Dones espirituales, os puede hacer caer en el mal usado, podéis llevar al error a muchos de vuestros semejantes. En estos casos se vuelve un supuesto don en la persona escogida por Mí para servirme y servir a sus hermanos y digo “supuesto don”, porque si en un principio sí concedí el Don espiritual a mis hijos escogidos para tal misión, para que os guíen entre las tinieblas del mundo, pierden la caridad hacia su prójimo y al volcarlo y sacarle provecho para ellos mismos y envaneciéndose con algo que no es de su propiedad, lo pierden y sólo prosiguen con un teatro de supuesta intervención mía en ellos.
La Caridad tiene que ir íntimamente unida a la Humildad. En ambos casos, el poseer bienes materiales o espirituales, si no se dan con caridad humilde y tratando de cobrar algo de lo dado, no sirve. Os lo vuelvo a repetir, aquel que más dé, más recibirá. Pero la Caridad deberá ser dada con un sincero desprendimiento y con la idea de no recibir paga en retorno de parte de la persona a quien se da ya que si se da por el interés de mis Palabras de qué se recibirá el ciento por uno de lo dado, ese interés echara a perder la acción buena. Ciertamente recibirá su paga, pero no será tan grande como si la hubiera hecho con un sincero desprendimiento de corazón. La gran mayoría de vosotros lo habéis constatado alguna vez en vuestras vidas, porque Yo así lo he permitido.
Cuando habéis dado algo, sinceramente, casi inmediatamente os lo he pagado con un bien mayor. A nadie he dejado de pagar así, puesto que si Yo os estoy hablando de Caridad hacia vuestros semejantes, Yo siendo la Caridad Pura y Santa, Soy el Primero en demostrarles mi Promesa.
Todos vosotros le habéis constatado, Yo no miento ni hablo con Promesas vanas y ahora os pregunto, si ya lo habéis constatado en vuestras vidas, ¿por qué? ¿No tenéis más confianza en mis Palabras?
En estos tiempos que son difíciles para vosotros, es cuando más debéis demostrar que realmente creéis en Mí, que realmente creéis en mi Omnipotencia. Esta se manifiesta mejor en tiempos o momentos en los cuales, para casi todos vosotros, se os hace prácticamente imposible se cumplan mis Promesas. ¡Yo Soy vuestro Dios! Para Mí no existen los imposibles y mucho menos cuando veo que lo que se da, se da con caridad sincera y cuando es el corazón el que se mueve y sufre en la necesidad del prójimo.
La donación de vuestros bienes, tanto materiales como espirituales, dados con un corazón movido al ver la necesidad del prójimo, es una flecha de amor vuestro, que atraviesa el Corazón de vuestro Padre y consigue de El todo lo que pidáis.
Vivid pues, hijos míos, en la caridad humilde, en la caridad sincera, en la caridad, que cuando se da, se están viendo mis Ojos y no los de la persona que está recibiendo vuestra donación. Es a Mí a Quien realmente dais cuando veis a vuestro prójimo en necesidad.
Hijos míos, que vuestro corazón esté siempre íntimamente unido al mío y así estaréis seguros que lo que realmente actuáis, lo estáis haciendo con mi Amor y no con el vuestro y esto os valdrá la Vida Eterna, la cual os concederá al cien por ciento, sin recatos. Si distéis todo lo vuestro a los demás, Yo no puedo menos que dar todo lo mío a vosotros.
Recordad que estos tiempos difíciles son tiempos de prueba espiritual y es cuando Yo deberé contar con los que son míos. Dad con amor y recibiréis del Amor, al ciento por uno.
¡Confiad!, no dudéis nunca de mis Promesas, nada le faltará a aquél que comparta y confía plenamente en Mí, vuestro Dios Omnipotente y Eterno.
La verdadera Caridad es cuando se da lo que uno mismo necesita, no cuando se da lo que a uno le sobra. Y os aconsejo, no atesoréis, haciendo lastre a vuestra alma, impidiendo que vuele libremente hacia Mí.
La Caridad es una marca distintiva que poseen todos aquellos que me pertenecen y que vendrán al Redil Eterno.
Os bendigo en mi Santo Nombre, en el de mi Hijo Jesucristo, Vida del Amor y de mi Espíritu Santo, Guía y Fuente del Amor.
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