De: Emilio
emigalla2000@yahoo.com.ar
30 de octubre, 2009
No muchas personas saben que Jesús participó en su juventud con los Esenios acerca de los conocimientos universales; uno de estos conceptos, muy conocido, indica que “Así como es arriba es abajo”, lo que podría traducirse como una Ley de Analogías entre el microcosmos y el macrocosmos.
Pero yendo más allá, o más acá, todavía, este concepto se puede trasladar a absolutamente todo lo cotidiano. Un leve movimiento de nuestro cuerpo, un pensamiento enérgico, una palabra con cierta entonación particular, una nueva actitud, un cambio en nuestra manera de pensar y de actuar… parece desencadenar procesos en dimensiones fantásticamente lejanas, o cercanas, o muchas veces, al lado nuestro.
No parecemos saber que somos dioses, no parecemos entender el poder que tenemos… coleccionamos piedritas de colores cuando podríamos llevar en nuestro cuello, collares de galaxias. Somos seres únicos, reyes autoconvertidos en mendigos, felices de vivir como cascotes en un contrapiso… siendo que en realidad somos como gemas preciosas, pero comportándonos la mayoría de las veces como pálidas luciérnagas que no comprenden que tienen la oportunidad de llegar a ser estrellas.
Newton (el de la manzana, el que enunció la Ley de Gravedad) decía que ni una sola hoja puede caer desde un árbol en la tierra sin que se estremezca el otro extremo del universo. Obviamente, por la Ley de Acción y Reacción, si ha de mantenerse el equilibrio en el que se mueve todo el universo, a cada movimiento de “aquí” debe existir un “contra-movimiento”, una reacción en el otro extremo, o sea, “allá”.
Esta Ley de Analogías, nombre que se me ha ocurrido ponerle en este momento, me ha fascinado toda la vida y no sé si alguna vez lograré tener en claro y abarcar todos sus principios. Sospecho que no, mientras me encuentre limitado a las dimensiones de este plano.
En Parapsicología, a través de la fotografía de un campo de sembrados, se puede proteger todo ese enorme campo de las plagas, por ejemplo, trabajando sobre esa fotografía. También podemos saber sobre alguna persona, a través de su foto, o ayudarla, o tratar una enfermedad. Tratarla con Flores de Bach en su fotografía, y ayudarla a que se mejore.
Según los principios de la Magia Verde, podemos cosechar dinero en nuestras ocupaciones, haciendo una “siembra” junto a una planta en nuestro hogar, mediante ciertos procedimientos de conocimiento profesional. Y así, miles de ejemplos. Analogías.
Los que han sido consultantes míos, saben (porque lo han visto con sus propios ojos) que con sólo el nombre o sólo tener en las manos la carta natal de alguien, incluso no conocido por mí, yo he sentido en mi propia persona sus dolores, sus penas, sus preocupaciones. Porque nos guste o no, todos somos UNO.
Consecuencias de la Ley de Analogías; nombrando a la persona y haciendo la tirada de Tarot, he podido sentir psicosomáticamente en mi organismo los síntomas de los problemas de esa persona. También lo saben quienes han hecho Control Mental, no es ninguna novedad. Algo similar sucede practicando Hipnosis terapéutica.
Lo mismo suele pasarle a Doña Rosa, cuando cura el empacho con el centímetro. No se necesita ser un privilegiado, un Maestro; en mi caso sólo busco comunicarme con el Todo, formar parte de él… sólo me predispongo y me ofrezco sinceramente para integrarme a El, porque soy un hijo suyo.
Otro ejemplo, es el caso de los chicos norteamericanos que en la escuela plantaron cada uno un árbol y le pusieron su propio nombre; muy tarde se dieron cuenta los padres y los docentes que cada vez que moría uno de esos árboles, moría el homónimo humano, es decir el chico que le asignó su nombre.
Del mismo modo, se enfermaba uno de los chicos y el correspondiente árbol sufría algo similar. El mismo principio emplea la oscuridad en la Magia Negra.
Existe una ley de correspondencia, creamos o no creamos en ella; sin embargo, sería como si se nos da por no creer que sale el sol cada amanecer; al sol, no creo que le importe. Saldrá lo mismo…
Nunca olvidaré aquel 3 de enero, en el pueblito del interior de la provincia, Añelo: ferretería (la única), el susodicho que escribe, el vendedor y un paisano al lado de la ventana.
Paisano: “Hoy es Marzo… (marcando bien la “z”)”.
El susodicho, o sea yo, pensando: “Este paisano está loco o se bajó una ginebra entera…”
Paisano de vuelta: “Mañana ez Abril…” mirando de reojo para vernos las caras, con una sonrisa enigmática.
Yo: “Este paisano de m… ¿….? ¡este paisano es un genio!”… recordé de inmediato que en astrología, cada día a partir del nacimiento de un niño rige los acontecimientos que le sucederán en los siguientes años de su vida.
Para que se entienda, si al tercer día de vida se descompone, el tercer año de su vida tiene grandes posibilidades de enfermarse; si al décimo día se golpea en la cabeza, al décimo año probablemente tendrá un accidente. Este principio se utiliza en las Técnicas Predictivas, y se emplea al calcular Progresiones y Revoluciones Solares y Lunares; su certeza es inexplicablemente sorprendente, salvo que se tome como una simple expresión de la Ley de Analogías. Y su poder predictivo es fascinante.
¿Y el principio que lo rige? Desconocido, si dejamos de lado la Ley de Analogía mencionada.
Y sin embargo, un estudioso como yo, conociendo tanta matemática astrológica... de aquel simple paisano, en la ferretería de Añelo vengo a aprender que de igual modo, cómo se comporte el clima en el día, cada 3 de Enero, así se comportará el clima en el mes de Marzo (mes número 3) en esa zona; si llueve el 10 de enero, lloverá mucho en Octubre… genialidad de la gente de campo, que coincide con la Ley de Analogías que menciono.
Esta Ley de Analogías es muy empleada en Oriente. Cuando se construyó la Gran Muralla china, el emperador sospechó en algún momento que no la llegaría a terminar. Consultó a un vidente y éste le dijo: “Debes enterrar a 10.000 hombres en la muralla, de otro modo no podrás terminarla”.
El emperador, consciente de que no podía hacer semejante matanza, se tomó su tiempo para estudiar la cuestión. Un día, encontró que había un chino que tenía incluído el ideograma “diez mil” en su nombre y lo hizo enterrar en la muralla. La muralla se pudo terminar.
Sabiduría china… aunque atroz para nuestros días y normal para aquellos tiempos en que millones de vidas dependían de que la muralla detuviera los ataques bárbaros. El “diez mil” hombre, enterrado vivo, funcionó como si se hubieran enterrado diez mil hombres.
Por una de esas coincidencias, te pregunto a vos que estás leyendo… ¿Sabés algo sobre tirar el I Ching? Si es así coincidirás en que es otro ejemplo de la Ley de Analogías… Y así puede seguirse, hay miles de ejemplos que nos muestran que la famosa Ley de Analogías, o como quiera que se llame, funciona.
Hace años, por falta de agua durante el día, yo pasaba las noches regando los pinitos que había plantado en el parque de mi casa de La Plata; aprovechaba el tiempo para reflexionar y mientras tanto, les hablaba a las plantas. Las plantas eran unas coníferas para cerco cuya especie se llama Lambertiana.
Y yo, muchas veces repetía cariñosamente su nombre… Lambertiana, Lamberti-ana… hasta que un día se me dio por invertirlo: Ana-lamberti. Dedicaba mucho tiempo y cariño a esas plantas; las consideraba mis hijas… Las plantas fueron creciendo, pero una de ellas, no entiendo por qué razón, enfermó, se debilitó y se secó.
Como haría cualquiera, saqué la vieja planta seca y planteé una nueva Lambertiana, o Ana Lamberti como yo las llamaba.
Pasó el tiempo y una tarde, cortando el pasto, la máquina escupió un pequeño trozo de hoja de diario amarillento, tal vez traído por el viento ¿...?, el que me agaché a juntar para que no quedara en el césped. Era un obituario.
Jamás leo la sección necrológica. Pero ése, que cayó a mis manos, justo en un recuadro indicaba que… “Ana Lamberti. Fallecida el …..”. ¿Ana Lamberti, a la que nunca conocí – en esta vida, al menos, creo - me hizo llegar su mensaje, desde otro espacio, que se había ido?.
¿Se tomó ese trabajo porque de alguna manera le llegó ese cariño con que yo trataba a mis plantas? ¿O acaso su espíritu flotaba allí, entre los pinos de mi parque?.
No se, cuando me toque pasar a la dimensión en que ella ahora está, seguramente recién podré entenderlo con certeza. Hecho alucinante, increíble por las coincidencias y por sus desencadenantes, pero absolutamente cierto. Puedo jurarlo por mi vida. Lo recuerdo y se me erizan todos los cabellos de la nuca…
Así funciona. Así como es arriba, es abajo. Y viceversa, si somos capaces de hacer trabajar la ley en sentido bidireccional. En ese caso, entonces, como es abajo, es arriba.
“Veo que hoy no te has movido de ese banco de madera, no te has mojado las manos ni la cabeza con agua fría… no has abierto algo más la ventanilla, no te has desesperado; sencillamente te has comportado como un verdadero hombre, valiente y corajudo, amigo mentiroso-versero-hipócrita…” dijo mi amigo Blup-blup desde su refugio, bajo las tablas del piso del baño de vapor, con un tono de burla y amistosa jocosidad.
Volví a mi realidad y reconocí la voz cavernosa que llegaba desde abajo del piso:
“Así es, mi amigo, me aguanté los 15 minutos reglamentarios sin mover una pestaña, como ya viste” le contesté.
“Y por qué?” preguntó mi amigo.
“Porque en este sencillo acto estoy decretando el fin de mi claustrofobia y me estoy probando a mí mismo que así es” le contesté.
“¿En serio?” volvió a la carga mi amigo subterráneo.
“Si. Quiero movilizar energías desde abajo hacia arriba, y aplicando la Ley de Analogías, esta superación va a trasladarse a mi alma… ya no quiero que tema a los fantasmas, que esté presa de límites virtuales, que se siga llenando de cicatrices… y va a trasladarse de mi mente también, y luego en consecuencia, a mi cuerpo” le dije.
“Algo así como renacer, no?… ¿Eso pretendes?” dijo su ronca voz.
“Si, mi amigo, y en gran parte, lo estoy logrando gracias a vos. Logrando descubrir una falencia y modificarla de inmediato. No es sencillo, pero se puede. Debo renacer para que en alguna parte del universo, un registro cósmico deba obligadamente revertirse; no sólo estoy haciendo un cambio en mí, estoy cambiando al universo, amigo…” dije yo, y continué…
“Como cuando era chico y remontábamos barriletes en Agosto, y cortábamos un agujero en una hoja de papel, pasábamos el hilo por adentro y así, la hoja subía hacia el barrilete arrastrada por el viento… entonces, contentos, decíamos que “enviábamos un mensaje al barrilete”.
“¿Algo así como el mensaje de Ana Lamberti? Realmente… ¿Quieres enviar un mensaje al universo…? Hay sin duda cierta magia en los mensajes… Me alegro que hayas entendido mi propio mensaje, el del otro día… si te estás transformando, paralelamente, en alguna parte del universo, en alguna otra dimensión, estás moviendo energías por reacción y por analogía; creo que dejaré de llamarte mentiroso-versero-hipócrita y te bautizaré con un nuevo nombre…” dijo mi amigo de voz ronca.
“¿Cuál será según vos mi nuevo nombre?” pregunté ansioso.
“Don Emilio, su tiempo…! Ya puede secarse y pasar a reposar…” dijo abriendo la puerta, la asistente de los baños, que había cambiado su turno por el de Carolina.
“Bueno…ahora sí ya puedes volverte a tu hogar en paz… siempre serás bienvenido en esta ventanilla al infierno, por este servidor…” dijo Blup-blup… “hasta luego… amigo Fénix…”
Emilio
Baños de vapor, Reducto volcánico de la burbuja Blup-blup, enero del 2006