viernes, 12 de marzo de 2010

HOMENAJE A LOS TRABAJADORES DE LA LUZ

Roberto Maruri Ampuero

arts.xx@gmail.com

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

Este es un homenaje a los Trabajadores de la Luz, a los Guerreros, por el acto heroico que han realizado y están realizando con el amor salvaje venido de los inicios, en este viaje de vuelta a casa. Exploradores de lo desconocido, donde la brújula solo marca un punto inmortal. Amantes mayores, honrados en las vastedades azules del Multiuniverso. A la Belleza y a la Libertad que representan, el mayor honor. Enamorados de las musas de las galaxias, de las sirenas de los mundos recónditos, de las sacerdotisas de los templos invisibles. Todo lo innombrable para ustedes, arcanos. Creadores de la más alta paz. Para ustedes el aire.

LOS VIEJOS, LAS ALMAS MÁS ANTIGUAS DEL PLANETA

A los Trabajadores y Guerreros de la Luz

A los compañeros de viejas batallas

A los lemurianos

En este momento especial de la historia humana

Con Amor extremo

Somos Uno

Trascendentes hemos curvado el tiempo, hemos complejizado el espacio, hemos logrado una hazaña indecible, no tenemos las palabras ni las ideas para expresar el cambio. Arquitectos, diseñadores, escultores y demás artistas plásticos generarán estructuras, diseños y espacios que obedecerán a una multidimensionalidad mas amplia, estas concepciones que son ya las notas de un Alegro increschendo interpretado con virtuosismo por la genialidad de las nuevas generaciones que están aquí con los cristal y los índigos, quienes poseen nuevos tonos de voz, una nueva estructura de registros, una espacialidad distinta en sus células, con nuevas elipses y formas de giro, lo cual da a sus partículas otra vibración mas altiva y exaltante, mas traslucida también; como bien apela a ello la palabra: cristal son seres de una luminosidad superior los cuales han llegado precedidos por nosotros, los viejos, los que hemos sufrido en una encarnación el rigor y el Tánatos del antiguo paradigma, el arrebato de la Transición y la confusión por la entrada en la complejidad de los nuevos espacios y estructuraciones.

Nuestra generación ha sido especial, ha sido la ultima y la primera, la retaguardia y la vanguardia, sin nosotros esta resurrección no sería posible, somos nosotros el iceberg que ha avanzado en forma imperceptible y sostenida, rasgando el agua con su blancura y hielo, con sus paredes cayendo en forma estruendosa dejando constantemente a la luz un nuevo cuerpo mas estilizado, riguroso y libre, tocado por la aventura del aire, entonces no somos polvo, sino esa luz petrificada y silente, amada por los planetas que aparecen temblando en la semi oscuridad, consientes y atentos, ese amor danzante, en el oleaje que resistía, entrante y retiro, golpiza y cadencia. Se avanzó contra la pulsación de las mareas, contra y con su ritmo, ese ritmo antiguo y que aun persiste, fue eminentemente lento, hasta convertir a la existencia en una gruesa tragedia, en una exhumación, en algo mas parecido a la muerte, en un movimiento extremadamente lentísimo, en una letanía interpretada con especies de contrabajos y oboes, sonidos bajos, en la pulsación de un cadáver de un caballo grueso o de un caballo derrotado como la pintura de Tomas Daskan, desde allá esta templanza que hemos adquirido, estos viejos sabios enamorados del cambio y del caos supremo, cada uno de sus surcos una hazaña.

Estos viejos de barba blanca, descabellados, huesudos, altos, desarticulados de forma, a la luz de las velas del año 2000, melenudos, constituyen el temple de las nuevas generaciones, la fuerza desde la cual se nace, el nido, la paja, el barro y las ramas entretejidas y excavadas, las plumas resistentes, la raíz inquebrantable del légamo que agolpa los primeros rayos del amanecer con flexibilidad, la primera furia, la vibración que se renueva, el estruendo de todas los marejadas, maremotos y volcanes apagándose y naciendo, la luz tenue del olvido en sus miradas pétreas y amantes, soberanas, con la dulzura de los cráteres en el sonido del trueno, oboes y ráfagas asaltando la costa de esta bahía cóncava y convexa dependiendo de donde se la mire, a la vez soberbia: el nidal, la habitación donde nace y se incuba lo nuevo.

Estos viejos soberbios, somos tú y yo, Tú y Yo, los que desgastamos la Historia, el fin anunciado de la modernidad, el final del tiempo, la curvación del espacio tridimensional, los que hemos por primera vez muerto y nacido sin dejar el cuerpo, los que hemos pasado por la muerte estando vivos, los héroes de este momento.

Hemos sido alcanzados por la lava del volcán y calcinados resplandecemos erguidos sobre la piedra negra, sobre el carbón de piedra, sobre el carbono que trasmutamos en alegría. Levantados desde la sangre quemada volamos nuestra voz, miramos con la nueva lluvia, la profundidad en nuestros manos, nuestros tendones abrazan lo vasto, estamos compuestos de caos, somos los nuevos salvajes, somos sabios, nuestro recuerdo activa la vida en el planeta Tierra, somos los Shaumbra que aman las aves, el Juan Salvador Gaviota, el Principito y la María Luisa Bombal con su Niebla Amortajada, las Tres Marías de esta organización que se estrena, la Osa Mayor, Alfa Centauro, esa luz de allá. El amor salvaje.

Los nuevos salvajes, en nuestros ojos la fuerza de la Nada, asumiendo nuestra divinidad, incorpóreos en el fragor de la niebla, indivisos, atenaceados por los aires, sueltos, bellos, supremos, mas amantes.

Hemos deshecho la Soledad, estamos desarraigando el temor, la fatiga ¿Somos acaso esa Nada? nos preguntamos a veces en el fragor de la antigua lucha que se transparenta, es que el viejo tiempo se trasluce en el nuevo mientras cede, es la ilusión, es Maya que persiste, que quisiera quedarse.

Las luces sincopadas, el Jazz secular, los Gaia, estos Unos.

El ancestro y el potencial coexistiendo en este ser antiquísimo

Descubriendo un nuevo giro, otra propulsión y velocidad.

Hermanados al vendaval, compuestos por luciérnagas, arrasados y santos.

Desguasando la estática, visionarios y canosos.

De tono magistral asumiendo la Maestría recordándola.

Con energía Platino.

Alusivos

Y referentes.

De vuelo magnético en la trama cósmica

Canalizadores, conscientes de su yo superior.

Y del espectro angélico.

Ascendidos.

A una soledad que no es soledad sino Belleza.

Supremos en el musgo de la belleza

Acantilados en el musgo de la Belleza

Indicados por el abismo.

Solanos en la lluvia

Tendidos en el pasto

Escuchando la nueva música el nuevo sonido.

De pelo largo, bellos

Esos somos

Los viejos.

Amados por el Espíritu

La avanzada

La nueva cruzada

Los nuevos Templarios.

El temple

De este sistema que se ha formado de múltiples visiones, de la Conciencia.

Amados viejos.

Los que expiramos con el antiguo paradigma los que al mismo tiempo nacemos con la nueva conjunción.

La raza muerta y la raza naciente, la luz del mundo, los faros en la tormenta, los corazones y el alma.

El vendaval que asalta la playa, jironado por las luces de la tarde, desbocándose en la muerte de la mañana, hostiles y sacros, confusos por momentos en la dos energías que se confrontan y se baten a duelo, una que se resiste a morir con sus antiguas cofradías y sistemas de creencias, la otra con el amor vertiginoso e insoslayable; dos amantes convulsionados, dos guerreros sacándose tiras de piel, desconocidos expulsándose, la muerte versus la vida, la llegada de lo nuevo que no permite vejez ni ambigüedad.

Somos la piedra fundacional del nuevo arquetipo que hoy se inicia

Todo este suceder es nuevo comenzó el año 1987 con la Convergencia Armónica, no estaba previsto, el humano superó las expectativas del universo, este cambio no estaba diseñado, no estaba indicado en ninguna bitácora de viaje.

Este modelo esta siendo en este momento diseñado por nosotros, somos el Fundamento y la Creación, nuestra sabiduría es trascendente, este juego esta naciendo de nuestro saber, de nuestras canas y arrugas, de nuestra experiencia en la vida del cosmos, el paso por la Tierra y el transito por otros mundos; esta surgiendo de nuestra odisea y vastedad, co-creamos en conjunto con la inteligencia del infinito y somos admirados por ello, somos de una raza cósmica, somos los descendientes y los guardianes de los registros, los guardianes de la Biblioteca Viviente, el santo grial, el recipiente y la luz liquida, y en esto no hay metáfora, es la certeza de lo que somos, conciencia de nuestro haber, nuestra baja autoestima como Trabajadores y Embajadores de la Luz debe quedar atrás en la muerte del antiguo sistema, como un andrajo, como un trapo sucio, como un jirón viejo de un traje inservible de un actor que a muerto arriba del escenario, que naufraga o se incendia. Somos seculares y celestiales. Un himno al vacío. Una región de la Nada en nuestros corazones y cuerpos que sostienen algo imperecedero asistémico, crístico, querible, que traemos de una luz olvidada, en nuestro esqueleto de luz desafiante, hipnótico, enceguecedor.

Somos la piedra angular y la piedra filosofal de este abismo que se aventura.

El misterio de los tiempos sin tiempo, es el vértigo que nos acompaña a donde vamos, por eso somos amados y odiados, conmovemos todo subsistema, toda creencia y postura, somos el látigo de la luz y su flama minimalista y barroca a la vez, estamos por sobre la cultura y ya trascendemos los sucesos de la tercera dimensión, la dualidad cede ante nosotros, la antigüedad con el modernismo a cuesta voluptuosamente vomita a nuestro paso inmaterial y sísmico. Somos el Gran Maestro, el alquimista con sus piedras radiantes, la aventura mas amada.

Hemos sido de todo, poetas, piratas, traficantes, místicos, fundamentalistas, comerciantes, asesinos, violadores, pintores, artesanos, guerreros, instructores de halcones, halcones peregrinos, fieras, mansos pastores, piedras, árboles, bailarines de circo, bufones de corte, compositores, músicos, actores, filósofos, sacerdotes, profetas, semióticos, arquitectos, mendigos, asaltantes, aventureros.

Cada uno de nosotros a tenido cientos de encarnaciones en esta tierra y a estado en otros mundos, ha creado civilizaciones y después a encarnado en ellas teniendo roles importantes, como en la Atlántida, Lemuria, Mu, Egipto, Grecia y otras conocidas o perdidas en las edades, a ayudado a crear también otros planetas y sistemas de vida, los viejos somos dioses creadores habitando en cuerpos humanos.

Gracias a nosotros este nuevo sistema que comienza puede tener paz, constituimos sus raíces.

Somos los viejos ángeles curtidos en el afán terrestre.

Somos los antecesores y la fuerza del Ahora, somos el amor cristalizado y venido desde la Cueva de la Creación, sagrados, los mas alto que aquí permanece. Somos nosotros los que comenzamos este canto que imperecedero se extiende trazando un puente entre las distintas dimensiones, entre las distintas conciencias, este canto envolvente en la cúpula celeste.

Roberto Maruri

Capitulo VII

Del libro: LA EVOLUCION HUMANA

EN LA NUEVA ENERGIA

O

Las Cuerdas Flotantes

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