No te dejes invadir
por el temor al futuro...
porque cada carencia, cada necesidad
habrá de traer consigo,
de un modo u otro, su sustento;
porque en cada complicación
se esconde la esencia de una verdad,
su solución,
y su instrumento.
No temas, porque cada puerta,
aunque te parezca, hoy más grande o más pequeña,
recién podrá ser abierta...
cuando llegue su momento.
Y porque no hemos nacido
para sufrir tanta angustia,
sino, para comprender,
para evolucionar y crecer
paralelamente a nuestro entendimiento.
Es en tu propio ser en donde debes buscar
tus legítimas respuestas,
dejándote fluir como el agua de ese arroyo...
que ellos dicen, irá a morir al mar,
pero que, en realidad, en ese justo momento,
se abre a renacer en otro ciclo de continuidad,
persistiendo en el intento
de nunca ya dejar de ser eterno.
Y aprender a deslizarte
suavemente, como el viento,
que busca el equilibrio de presiones,
sin detenerse nunca, porque si lo hiciera,
se desataría de pronto en huracán,
tornándose descontrolado y violento.
SABER DEJARSE FLUIR...
parece ser el secreto;
no arrastrado por el falaz intelecto
confundible y precario de la mente,
ni por lo que cautiva feliz al corazón,
sino, por lo que sutil se siente
en lo más hondo del alma,
cuando se consigue interpretar esos mágicos misterios
que nuestra propia voz nos susurra,
inconfundible y genuina,
al aventurarnos a escuchar las melodías
que sólo pueden oírse,
en el fantástico mundo del silencio.
Emilio
24 - diciembre – 1996
emigalla2000@yahoo.com.ar>
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