jueves, 21 de enero de 2010

MADRE MARÍA – Sé que estaréis a la altura de lo que se os pide.

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Carmen RR – marti68@hotmail.com

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

20/01/2010 – 19:46

Queridos Maestros, aquí estoy porque he sentido la llamada en el pecho, es bastante fuerte y la sigo sintiendo fuerte todavía.

Si eres de la luz y vienes desde el amor del Padre, aquí estoy humildemente para transmitir tu mensaje a la humanidad. Pido a San Miguel Arcángel que me ayude para que nada se interponga en esta comunicación y a mi Ángel que me guíe y me ayude a elevarme.

…estoy sintiendo una taquicardia en mi corazón…esto nunca me ha pasado…

“…Intenta relajarte..... ¿me ves?”

Intento percibir alguna imagen… (Abro los ojos). No. No te veo….Lo siento… (creo que no veo la presencia porque el temor me bloquea)…

Insistentemente en mi cabeza están las palabras…soy la Madre María,...soy la Madre María…

Querida Madre… ¿eres tú?

“Si mi niña, me has percibido bien.

Sabes que soy yo por esa sensación especial que sientes. Escucha el eco de tu corazón como siempre haces. Estoy aquí para alentaros, para arroparos, para amaros.

Estoy aquí al igual que estuve al lado de mi hijo, al pie de la cruz.

Estoy aquí porque los sacrificios que vais a tener que hacer que hacer son grandes, así como el sacrificio que Él tuvo que hacer en su momento.

Pero no temáis.

Mucho se os ha dicho, pero os lo vuelvo a repetir, sed fuertes, manteneos erguidos.

Debéis de sentir el coraje de ser trabajadores de la luz, la fuerza de ser trabajadores de la luz.

No puede ser que ahora que hay tanto camino recorrido, ninguno se quede atrás, ni tú, hija, que has estado un poco inestable estos días, que no has prestado demasiada atención a las llamadas en el pecho, que no has creído lo que se te hablaba cuando canalizabas.

Este es un mensaje para ti y para todos los trabajadores de la luz.

Yo os amo, hijos míos y os animo a manteneros firmes. Sé que esto se repite mucho, pero a cada uno de vosotros si puedo, os diré lo mismo, para que cada uno sintáis la importancia de estas palabras.

No te molesto más porque sé que es una hora intempestiva para ti.

Gracias por haberme canalizado hija mía. Yo soy tu Madre. Yo soy la Madre de todos.”

En este momento veo como la Madre cubre al planeta con su manto. De nuevo acabo llorando, como siempre, me emociono cuando la canalizo.

“Quédate tranquila hija mía, yo sé que estaréis a la altura de lo que se os pide.”

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