viernes, 4 de diciembre de 2009

CARTA ABIERTA A MIS COMPAÑERAS DE TRABAJO

Maria Cecilia Teixeira

NOTA: No he subido este mensaje anteriormente al blog porque esperaba la autorización de María Cecilia, pero leyendo los últimos comentarios hechos por lectores del mismo considero que es de suma importancia el mostrarlo.

Evidentemente somos algunos que nos basamos en lo que nos dicen los Maestros, siempre y cuando sintamos que la energía es real, y quiero manifestar aquí que estoy muy consciente del mensaje de Adamus Saint Germain con respecto al tema de los alienígenas, pero ya también he experimentado que los Maestros pueden dar una interpretación a las cosas que después resulta ser distinta.

Tal fue el caso cuando el amado Tobías dijo que ya no era necesario protegerse y más adelante tuvo que cambiar de opinión.

Sé que este comentario a lo mejor lo tendría que poner como respuesta a lo manifestado en cuanto a la canalización de Irsa el Intraterreno, pero quiero recalcar que el primer canal que se conectó con él fui yo, así que fíjense bien antes de criticar a uno u otro canal.

Queridos compañeros porque no trabajamos en algo beneficioso y no desgastamos nuestro tiempo en cosas negativas. Sin embargo no me he podido quedar callada.

Con amor, Alexiis

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

4 de diciembre, 2009

01.12.09 – 22 Horas – Recibo una comunicación de Andrómeda Rex. Establecemos los detalles para la visita de las ocho naves a mi pueblo. Establecemos horarios. El trabajo será realizado durante toda la mañana, hasta las 13h30.

02.12.09 – El día amanece totalmente encubierto por una fuerte niebla. No se puede ver ni siquiera la casa al lado. Es día de mercadillo y el movimiento suele empezar temprano. Pero ese día, el silencio impera. Es como si estuviera nevando. Hay un ambiente de desconcierto. Como si estuviésemos fuera de lugar. Estoy segura de que todos allí han sido invitados a mirar dentro de si mismo.

A las 11h ya había cumplido con mis tareas domésticas. Llevé mi marido al coche y teníamos que hacer unos recados en otro pueblo cercano. Para mi sorpresa, al salir de los límites del pueblo, la densa niebla había desaparecido. El cielo, azul y sin nubes. El sol elevaba rápidamente el marcador de temperatura del coche. Pensé que bien… cuando volvamos allí, el cielo estará despejado…

Poco después de las 12h, volvíamos al pueblo. Y para mi sorpresa, mientras nos acercábamos, pudimos notar que la niebla allí estaba, intacta. Era como si todo el pueblo estuviera en una burbuja gigante de niebla. Y tan solo allí. Nos dirigimos al mercadillo y poca gente se atrevió a salir de sus casas. Los comerciantes se quejaban que no había nadie y que la niebla había estropeado sus ventas. Pero había en el aire, un gran sentimiento de amor y comprensión. La gente que allí estaba era amable con los demás… y hasta había sonrisas (algo no muy frecuente por eses lados). Una sensación de mucha paz y amor nos invadió a todos.

Cuando el reloj marcó precisamente las 13h30, un tímido sol apareció en el cielo. Rápidamente se deshizo la niebla. Los 4 grados de temperatura que marcaba el coche se elevó a 8 grados – la misma temperatura del pueblo cercano. Durante toda la tarde, el cielo estaba limpio y sin nubes. El sol brillaba. Y los habitantes de mi pueblo jamás serían los mismos.

Aquellos que más se resistían al cambio, son los que más están sufriendo en el físico, los efectos de la visita de nuestros amigos de las estrellas. Hay quién desde esa mañana presenta un estado de fiebre permanente. Otros, como mi marido, una desorientación y “una rareza” que no se explican. Está como que ausente, completamente volcado para dentro. A mi amiga se le da por llorar por cualquier cosa…

Estoy absolutamente segura de que algo grandioso ha pasado aquí. No ha sido necesario ningún espectáculo de naves volando en el cielo para que yo sepa en mi corazón que ellos han estado aquí. Particularmente, ya os he avistado tres veces, en variopintas ocasiones – una de ellas, me han saludado con sus luces. Y no estoy loca. Gozo de perfecta salud en todos mis cuerpos, físico y sutiles.

Para mis detractores, mi más sincera compasión. Y que os quede muy claro: no me afectan para nada. Mi fortaleza sigue inquebrantable y las flechas que me tiran, me traspasan, sin dejar marcas. Con todo mi amor,

Cecilia

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