de: Emilio
1 de noviembre, 2009
Se nos recomienda siempre...”discernir”. Parece ser la palabra de moda. Me pone un poco incómodo la falta de definición de cómo discernir. Me hacer acordar a las clases de Control Mental, donde se decía muy alegremente.... “Relájate”. O en meditación...”concéntrate”. A veces me ha causado tanta gracia mirar las expresiones que ciertas personas ponían mientras trataban de “relajarse” y “concentrarse”. Parece que hubiera que hacer un esfuerzo en hacerlo y en sus caras se reflejaba la tensión mientras intentaban “relajarse”.
Pero sin embargo, más allá de los abundantes consejos de relajarse, fluir, concentrarse, discernir... siempre noté que escaseaban las instrucciones sencillas y concretas para hacerlo. Sería como que la maestra nos dijera “multipliquen”, pero no nos enseñara la tablas. Sean buenos padres; sean buenos hijos; sean buenos esposos... ¿Y el manual del usuario, donde está?.
RELAJARSE EN POCAS PALABRAS
Relajarse implica, en pocas palabras, “soltar”, “dejar ir”, como también podría tener sentido la palabra “abandonarse”, o también “acallarse”, o incluso “dejarse fluir”. En los momentos de tensión, es muy importante aprender a relajarse. En mis épocas de juventud, las crisis me hacían temer y soltaban desbocadas al galope a mis emociones y consecuentemente paralizaban mi cuerpo y mi mente, porque “con semejante acelerada, me quedaba sin nafta en el camino”.
Obvio, la energía se me iba en emociones y no quedaban restos para actuar ni para pensar. ¿Y donde se iba esa energía, que se ve que se escapa de alguna manera, porque después de la crisis uno termina agotado sin haber hecho “nada” para resolverla?. Esa energía se va del ser que está bajo crisis y es absorbida por el Astral o por quien se aprovecha de nuestra crisis, e incluso puede ser quien haya generado propositalmente dicha crisis. Los seres que están en el Bajo Astral se alimentan de ella, y por eso buscan asustarnos, emocionarnos con miedos, furias, reacciones de violencia, sentimientos intensos de odio y rencor, intenciones de agredir.
Ellos “se desayunan” con esa energía. Los otros, sus “hijos” encarnados, también se alimentan de ella pero en el sentido que cuanto más débil quede su oponente, más fuerte se sienten ellos. Y esto ha sido una constante en toda la historia de la humanidad. Buenas personas, bien intencionadas, y sin embargo incapaces de alimentarse del amor, se transforman en “vampiros energéticos” de sus hijos, de sus parejas, de sus amigos, de todos quienes les caen al alcance. Porque no han comprendido aún que a través del verdadero amor, podrían ser plenamente alimentados, sin necesidad de “agotar” a sus víctimas del entorno.
RELAJARSE ES CLAVE EN EL PROCESO
Sí. Es imposible discernir cuando no se está relajado, cuando uno está preso de todas las emociones y sensaciones disfuncionales que le provoca justamente ese “tener que discernir”. O sea, la necesidad de discernir me puede llevar a la situación incongruente de no poder discernir. Obviamente, las emociones deben quedar sosegadas, adormecidas, para que la mente y el cuerpo puedan ser capaces de actuar. Y entonces, allí podamos “discernir”.
¿QUE ES DISCERNIR?
Bueno, mi amigo Espasa-Calpe me dice que Discernir sería distinguir una cosa de otra, señalando la diferencia que hay entre ellas. Con “señalando” indicaría “entender” la diferencia. Separar el trigo de la paja. Saber (y no solamente creer) que algo es distinto de otro algo. Elegir con pleno conocimiento lo que está bien para mí y descartar lo que no lo está. Y para eso, necesariamente debo estar informado. Una persona que recién haya hecho su asomo a la civilización no sabría distinguir entre un televisor y un celular moderno. Ambos emiten sonidos, ambos muestran imágenes... ¡Qué confusión!. ¿Y porqué a las personas les encanta que uno sea lo más chiquito posible y que el otro sea lo más grande posible?. En la civilización, están todos locos.... pensaría. En la selva tal vez era un genio, pero en la civilización sería incapaz de discernir. ¿O sería que tal vez en “la civilización” no haya mucho para discernir?
¿ESTA ERRADO JUZGAR?
Siempre encuentro en los Mensajes que se juzga errado “juzgar”. Se nos pide discernir pero sin juzgar. Yo me expresaría en el sentido de el hacer uso del juicio de cada uno para poder discernir. Si no soy capaz de juzgar lo que es cierto o lo que es errado, no puedo ser capaz de discernir. Sería distinto sin duda “condenar”. Se condena cuando no hay conocimiento de causa. Y entonces, por ignorancia, se cae en el error (y se genera karma).
A ver si queda claro: en mi opinión, es válido juzgar, pero siempre sin condenar. Y además, se puede (y se debe) juzgar a la actitud (o la conducta) pero no se debe juzgar ni condenar a la persona. Si no juzgo la conducta, no puedo establecer límites definidos y correctos, en equilibrio, y por lo tanto, estoy faltando al amor. A veces solamente es suficiente un suave... “¿Es necesario que hagas esto... o aquello? No sabes lo mal que eso me hace sentir...”. Esto llamará a la buena persona a detenerse y reflexionar, y casi seguramente optará por dejar de hacer eso que le estamos diciendo que nos hace daño.
Otras veces, otra clase de persona se pone contento de haber descubierto nuestro talón de Aquiles y a propósito buscará cuanta ocasión se le presente para hacernos sentir mal. En ese caso, tengo mi fórmula, que siempre me ha dado resultado, y cuando digo “siempre” me refiero a “siempre”: la primera te ruego, la segunda te aviso y la tercera, te pego. Nunca más de tres. Es lo más efectivo en todos los casos.
Primero, el llamado a la razón, luego podría venir la advertencia y hasta una negociación inclusive, pero si esto no da resultados, llegó entonces el momento de la acción. Y la acción es ya, hace un minuto atrás. Es un límite puesto por amor (un cachetazo por amor...) que evita que la otra persona siga haciéndose daño a sí misma al intentar hacernos daño a nosotros. Estimo que ha llegado el tercer momento y entiendo que la Luz lo entiende.
A veces un hijo necesita un coscorrón (no necesariamente literal) para que reaccione; la oscuridad nos está llamando a la reacción con sus coscorrones. Y no le estamos prestando la debida atención. La oscuridad tiene un porqué en este plano, y en general, ese importante “porqué” está siendo alegremente ignorado. Es una falta de respeto, es una falta de reconocimiento, es una falta de amor. Y luego no nos quejemos si esa falta nos sale cara.
Si hubiéramos discernido y actuado en equilibrio desde el principio de los tiempos, no estaríamos en la situación en que nos sentimos hoy. A la tercera, el cerdo al precipicio... (¿Te suena a conocido?).
LISTEN TO YOUR HEART
Mientras estaba creando este artículo en mi mente, se escuchaba suavemente una canción desde la PC que repetía... “listen to your Heart...” (Escucha a tu corazón). No estamos solos, de eso no me cabe la menor duda. La canción, siendo que yo estaba oyendo música y no escuchándola (como suele hacerse con muchos consejos sanos), me daba la pauta de que me estaban mostrando otra pista. Listen to your Heart, escucha a tu corazón, repetía...
DOS FORMAS DE DISCERNIR
Separar lo cierto de lo errado puede conseguirse mediante dos caminos. Uno voluntario, reflexivo, que se refiere a la razón, y el otro (a veces más débil, a veces más poderoso) involuntario, normalmente incomprensible a la razón, desde el corazón. Uno SABE aunque no sabe como, que tal cosa es o no es. Algo le dice desde adentro “allí hay gato cerrado” (se suele escuchar “gato encerrado” –pobre gato-) por deformación de la frase a través del tiempo. Un “gato” era una bolsita, generalmente hecha con cuero de gato, que contenía las monedas de la época; lógicamente, si estaba cerrado, no se podía “discernir” si su contenido era cierto o falso.
En resumen, disponemos de dos maneras de discernir. Un mecanismo racional que me enfrenta a las contradicciones de lo que estoy juzgando (analizando) y otro emocional, que me indica sencillamente “por ahí no es... ¡por allá!”.
EL MECANISMO TENEBROSO
Tenebroso proviene de “tinieblas”, así que sabes a quienes me estoy refiriendo. La tiniebla no puede actuar abiertamente, sino en forma solapada. Un ladrón no puede venir a tocarte el timbre y decirte, muy alegremente, “cuando te descuides, te voy a robar” porque entonces no podría cometer el hurto (palabra que señala la sustracción de algo sin ejercer la violencia). Nunca supe porqué al ladrón se le llama ladrón. Para mí, ladrones son los perros sueltos que hay en la otra esquina, que ladran todo el tiempo y hasta cuando pasa una mosca. El otro, se debería llamar “hurtador” si es que “hurta”, porque si ladra (ladrón) te está avisando de su presencia y no te dejarías ser “hurtado”. (¿O debería decirse “ladroneado”?).
Por eso, la tiniebla no puede “ladrar”, porque busca “morder” y consecuentemente procede en silencio. La luz y la Luz, le hacen daño, perjudican sus intereses. La oscuridad actúa en defensa propia moviéndose lentamente entre las sombras, porque en su ignorancia de la Luz, en su negación, se siente “lastimada” por la luz y la Luz. Y, añadiendo un elemento más al discernir, “se mueve lentamente, en silencio, disfrazándose”.
LENTAMENTE, EN SILENCIO, DISFRAZÁNDOSE
No puedo entender (y agradecería que me lo expliquen) que haya Mensajes que dicen “firmamos un contrato con la oscuridad”. “Caramba, nos han mentido”. “Nos intentan engañar y no cumplen con lo pactado”. Tengo mucho respeto (el respeto es amor) por mis Hermanos mayores. Sé que son mucho más inteligentes, sabios y amorosos que yo, aquí encarnado. No cabe en Ellos la ingenuidad porque conocen la experiencia desde el inicio de los Tiempos, si es que hubo alguna vez un Inicio. Entonces... ¿¿¿Firmaron un convenio con la oscuridad???. Por favor...
No sé, me imagino firmando un convenio en la selva con un león, en el cual si él no me ataca, yo prometo que no le voy a hacer daño. Primero, que cuando el león tenga hambre, no le va a importar su contrato (por eso se habla del “contrato leonino”), y segundo, que una vez que me haya devorado, poco le va a importar si yo decido tomar represalias. Sería muy estúpido de mi parte firmar el contrato con el león, ¿Verdad? (ejercicio complicado que presento para ir adquiriendo “discernimiento”).
EL DECRETO DE LA “NO AGRESIÓN”
Una vez estaba un loro parado en las ramas de un árbol, cuando nota que se acerca un zorro con un papel en su hocico. El zorro, mirando al loro, deja el papel en el piso y le dice: “Buen día, señor loro. Le vengo a comunicar que se ha firmado un decreto, que tengo aquí a mis pies, en el cual a partir de ayer, ningún animal de la selva se puede comer a otro, es un contrato de “no agresión” para fomentar la hermandad entre los animales. ¿Podría bajar a firmar que le ha sido comunicado?”.
El loro, muy capaz de discernir, miraba al zorro sin la menor intención de bajarse de la rama, cuando en esos momentos, un tigre salta desde la espesura y se arroja sobre el zorro, quien a duras penas pudo eludir el asalto y trató de huir desesperadamente de las garras del tigre. El loro, muy divertido en su rama, entonces le grita al zorro mientras éste parecía volar por sobre el pasto: “¡Mostrale el decreto...! ¡Mostrale el decreeeetoooooo...!”
LENTAMENTE... EN SILENCIO.
Desde siempre la oscuridad ha sabido “manejarse en forma adecuada” para lograr “manejarnos en forma adecuada” a sus propósitos. Ellos saben muy bien, que su mejor táctica reside en actuar en silencio y en forma lenta. En mi caso me pongo siempre imaginariamente en los zapatos del enemigo, para sentir qué pasos va a dar y cuales no.
Sea lo que sea que quiera hacer, lo hará en silencio, para no dar advertencia. Y es lo suficientemente inteligente como para saber que los resultados definitivos sólo se consiguen en forma lenta. Las revoluciones agitadas, no sólo no dan resultado, sino que generalmente resultan justamente opuestas al fin deseado, porque a la larga, generan conciencia. Todo el mundo conoce este fenómeno, ellos también.
Por eso, mis antiguos “hermanitos oscuros” nunca darían un golpe a la luz del día, en forma desenfrenada, alevosamente abierta. No es su estilo. Tenemos un concepto equivocado de la oscuridad: ellos no son torpes, no son vacilantes, no son indefinidos ni son agresivos. Tal vez nosotros lo seamos, pero ellos definitivamente no. No confundamos a la oscuridad refinada, la esencia de la Tiniebla con los mediocres delincuentes que hoy tenemos tanto en la calle como en los organismos estatales.
Ellos marchan en las sombras, y muy lentamente. Sus mejores amigos son la oscuridad, el engaño y su determinación a través del tiempo. No se manipula a la fuerza; eso sería agresión que justificaría una multitudinaria reacción que saben que no les favorecería. No desean despertar a nadie. Ese es su arte.
LA ECUACIÓN CANTIDAD/PERMANENCIA
Las sombras poseen un profundo conocimiento del ser humano. Mientras el ingenuo duerme la siesta bajo el árbol, se pasa media semana comentando el partido de futbol del domingo pasado y la otra mitad, especulando sobre el evento del domingo próximo, y se sumerge fascinado en la sociedad de consumo comprándose el último celular que salió (a pesar de que ya posee uno de última generación, pero que... claro, ya lleva 6 meses de atraso), ellos estudian y analizan. Y disciernen, cosa que a nosotros nos cuesta tanto. Para ellos es muy sencillo, es negro o es blanco, como los alfajores.
Ellos saben perfectamente que.... se puede mantener engañado a alguien todo el tiempo, se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo, pero no se puede mantener engañado a todo el mundo, todo el tiempo. Y ésa es la base de su estrategia.
Una vez (más tarde o más temprano) descubierto el engaño, ponen en marcha la fase siguiente, que por supuesto tienen pensada con anterioridad. Es su proceder siempre premeditado y alevoso. Y hasta ahora, a través de los siglos, les ha dado excelentes resultados. Y parece que dejamos que les siga dando.
¿CUÁL ES SU PEOR MIEDO?
Que por fin, aprendamos a discernir. Que nos despertemos. Que un buen día se nos abra la conciencia. Alguien que piensa y siente, es su peor enemigo y por eso se especializan en “atontamiento”, en “anestesias”. La mentira, lo oculto, la anestesia, la droga (remedios, vacunas) todo lo que se disfraza, está representado por Neptuno/Poseidón, el Rey del mar. No es ni bueno ni malo, pero todos saben que el mar es traicionero. Aparenta una cosa, pero es bien otra. Sin embargo, también Neptuno/Poseidón representa la espiritualidad.
La oscuridad no carece de espiritualidad, aunque eso sea lo que nos quieren hacer creer. Al contrario, la verdadera oscuridad (no el pobre idiota, carne de cañón que va a robar y toca timbre) posee un conocimiento de las fuerzas espirituales muy vasto, secreto y antiquísimo.
Ellos no son un enemigo fácil, no se trata solamente de encender la luz y entonces huirán espantados. Para nada. Ellos se disfrazan de Luz, tienen la capacidad de hacerlo, aunque por poco tiempo porque no soportan el asco que les produce. “Me tengo que ir...”. Claro, a ducharme en mi ducha negra, si no me aguanto el olor a Luz que tengo. Por eso para ellos, el peor enemigo es que nos volvamos capaces de Discernir, capaces de distinguir la caricia del Amor de la caricia que nos atrapa.
NO PODEMOS TOMAR A LA LIGERA A LA OSCURIDAD
Cometeríamos el mismo error de siempre al pensar que van a desaparecer como por arte de magia; que ante un rápido ademán de la Luz, ellos huirán despavoridos. No seamos ingenuos. En cambio, pensemos que si tanto nos cuesta desprendernos de ellos... ¿No será que también cada uno de nosotros lleve dentro de sí, su semilla? ¿No sería prudente bucear en nuestras profundidades del alma para ver con discernimiento si no compactuamos con ellos cada vez que les permitimos actuar sin ponernos de pie? ¿Porqué los Mensajes nos dicen que los humanos en general sentimos más atracción por lo mórbido, lo dramático, lo malvado, que por lo luminoso, y estamos siempre a la caza de las malas noticias? ¿Será que somos Luz pura o somos mestizos?.
Hay que buscar más adentro, hay que comprender cada actitud en la que les hacemos el juego, hay que preguntarse porqué nos resulta más cómodo consentir que reaccionar, más fácil aceptar que cuestionar, más “sociable” mirar para otro lado que enfrentar la realidad poniéndonos de pie. Con la mente y con el corazón, por una vez, debemos aprender a DISCERNIR.
Con amor. Emilio.
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