1º Septiembre 2010 - 1:59 AM
De: Alma Delia Cervantes
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Hace tiempo que no hablamos propiamente en esta forma, sin embargo sí hemos estado comunicados.
Antes no sabías con quien hablabas, hoy sabes que Yo soy tu Ser Superior, tu ángel dorado, tal vez eso de ser superior no sea la mejor manera de nombrarme, puesto que tu y yo somos uno.
Sin embargo es quizá un término más conocido.
No tienes que estar en trance para comunicarte conmigo, ni con ninguno de los maestros del otro lado del velo, sólo permite que fluya la palabra escrita.
Sé que en lo últimos días te has cuestionado muchas cosas, yo estoy aquí para confirmarte que entre tu y yo no hay conflicto, que nos integramos cada vez más, puesto que ahora confías más en tu intuición y confirmas todo lo que te comunico de una u otra manera.
Ciertamente una de tus lecciones en esta vida es no permitir que las opiniones de otros te hagan dudar de tu camino elegido, y sabes que cada situación tiene un aprendizaje, a veces ese aprendizaje sólo se resume en aprender a conocer las reacciones de tu cuerpo ante determinada situación, ya que al ir conociendo el comportamiento del cuerpo permite que identifiques la emoción oculta. Ya sea una inseguridad, miedo a lo desconocido, alegría desbordada, tranquilidad, etc.
Por supuesto que el cuerpo emite la señal de alarma cuando algo no va bien y yo estoy ahí para sostenerte, somos uno, nosotros somos uno, cuerpo y espíritu. Así que no temas, estamos juntos en este viaje de vida.
Y está bien que escuches opiniones de otros, pero recuerda que nosotros tenemos la última palabra, es nuestra elección lo que cuenta.
Respetamos a los demás, pero lo que no resuene con nosotros simplemente se descarta, por supuesto que siempre lo ponemos a consideración y tomamos lo que nos sirve.
Estoy aquí para decirte que elegiste la vida y la vida continua, sabes que hay una misión que hacer y esto es sólo el principio. Conforme más incrementes tu confianza en nosotros, cuerpo y espíritu integrados, recibirás más claridad para avanzar en la misión.
Tal como dijo el Maestro San Germain “no vinieron a construir edificios”.
Y corresponde a nosotros construir conciencia de Dios en la experiencia humana.
Yo estoy contigo, estamos juntas en esto.
Yo te amo como Dios te ama. Yo soy lo que tú eres. Yo soy tu ángel dorado.
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