Rogelio García Pineda
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Viernes 19 de febrero de 2010.
Querido hermano,
Yo os dejo, la misión que me fue encomendada es ya terminada.
La luz que os dejo es la que el padre ha brindado a ustedes desde mucho tiempo antes de que yo viniera a este mundo y esta misma continuará por siempre.
Canalicen como suceden las cosas, no obstante mi despedida es para que siembren las esperanzas de lo que esperan.
Madre, que la luz de tus hijos no claudique.
Hermanos… piensen en el daño que han hecho a la tierra y participen de la nueva tierra con sabiduría.
Bendita seas Madre que me permitiste servirte y que me acogiste.
Hermano, mientras pasamos por esta transición de eventos apoyen a los que vienen y a los que se quedan. Porque los aman.
Puede que yo regrese aunque no lo sé.
La verdad es que mi estancia en la tierra ha sido buena y de gran trabajo con todos ustedes.
He valorado como su mundo respira y ama en una canción.
Son pocos los que se atreven a valorar en verdad lo que hemos venido trabajando, pero si estoy seguro que con el tiempo serán más quienes se atrevan a hacerlo.
El nuevo punto geométrico de luz está ya comenzando su tarea.
La paz que reside en mí y todo mi amor se quedan con ustedes.
Soy el hermano Melquizedec que ha fungido como responsable de ustedes y ahora voy a mi nueva asignación.
Pero no obstante participo que los nuevos hermanos que están ya en labores os apoyarán para la gran tarea de luz y esplendor que ya viene y que se lleva a cabo.
Madre de la tierra, gracias por tu ayuda para mí y para los que servimos.
Me despido con todo mi amor y luz fraterna.
Con amor: M. MelquizedecK
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