sábado, 6 de febrero de 2010

EL ENCUENTRO CONTIGO MISMO/A

Luz Peña

damabiah50@hotmail.com

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

6 de febrero, 2010

Mis queridos seres de luz:

Durante tantas encarnaciones vividas en la Tierra, hemos ido olvidando, descuidando el desarrollo del Espíritu. Hay que dar respuestas a los retos de la vida diaria, es urgente que establezcan una relación más íntima consigo mismos, sintonizar con vuestro Yo Superior, para dotarles de una gran cantidad de fortaleza, orientación, esperanza y gozo que sólo se consigue en esa comunicación que les conduce al bienestar, a un mayor desarrollo de la intuición, al reconocimiento de que son capaces de alcanzar la sensatez, la paciencia, el conocimiento, el perdón, allá donde reine el "aparente" caos, ansiedad, consiguiendo el amor incondicional que los libera potenciando su vida hacia la evolución del Espíritu.
La mejor forma es yendo hacia EL ENCUENTRO CONTIGO MISMO/A:

Relaja tu cuerpo.

Proyéctate hacia un bosque muy florido. Intenta sentir cómo te acaricia una brisa fresca. Llena los pulmones de aire y sácalo pausadamente.

Mientras paseas, siente bajo tus pies la suavidad de la hierba.

Observa todo lo que te rodea: una pequeña cascada, los pájaros, la vegetación, un riachuelo....

Siéntate a la orilla de ese riachuelo y fíjate que justo ahí hay una pirámide de cristal repleta de luz y energía. Camina en dirección a ella y deja que todo el magnetismo que irradia entre en tu cuerpo.

Penetra en su interior y encontrarás una amplia escalera, con siete peldaños.

Los irás subiendo para encontrarte con tu Yo Superior.

En el primer peldaño, iluminado por un rayo azul, dejarás tus miedos, inseguridades, dudas, pensamientos negativos y discordias que se generaron en vidas anteriores y en la vida actual. Es el primer rayo, el azul, que representa la voluntad de Dios, la fe, la protección, la fortaleza y el poder. La presencia de la voluntad es determinante en este momento.
En el segundo peldaño, iluminado por un rayo dorado, se quedarán tus angustias y depresiones, tu desequilibrio emocional, mental y espiritual. Es el segundo rayo, el dorado, que representa la sabiduría, el equilibrio y la iluminación, así como la capacidad personal, la perfecta reflexión desde la observación para alcanzar la meta deseada. Todo lo negativo va siendo absorbido por la tierra y tú te sientes cada vez más ligero/a, con una mayor armonía.

Te encuentras ahora en el tercer peldaño, iluminado por un rayo rosado. Deja  aquí tus odios, tu rabia, tus rencores y tus resentimientos. Es el tercer rayo: representa el amor divino, la entrega, la ternura, al belleza, y la fraternidad. Es el amor y la alegría presentes en todos los actos de la vida.

Sube ahora al cuarto peldaño, que está iluminado por un rayo blanco, y es puro y cristalino. Deja aquí los celos y todo aquello que te perturbe y te impida encontrar la paz perfecta y pura. Es el cuarto rayo: representa la pureza, la resurrección y la ascensión. Ahora han quedado atrás tus aspectos negativos, y disfrutas de una paz profunda. Siéntete cómo penetra en tu ser este blanco brillante. Ve cómo lo negativo es absorbido por la tierra, siéntete más libre de todo aquello que no te dejaba evolucionar.

Un peldaño más, el quinto, iluminado por un rayo verde, el de la precisión de la ley, el de la verdad, el de la sanación en todas sus formas. En contacto con la luz de la verdad, debes mantener la concentración.

El penúltimo peldaño está iluminado por un rayo de color rojo, que representa el amor, la energía, la misericordia, la transformación y la libertad.

Recita ahora una oración interior:

"Querido Dios, permite que comprenda, haz de mí un instrumento de amor, que pueda ser consciente de tu fuerza y de tu inmenso poder. Haz que sea útil y sincero/a, pues te conozco, y permite que pueda iluminar con mi ejemplo a aquellos que no te conocen".
Siéntete más ligero/a, en mayor armonía, y alcanza el séptimo peldaño, iluminado por un rayo de color violeta, el de la misericordia, la transformación y la libertad, regido por el maestro Saint Germain.

Ahora ante ti hay una persona que te espera: ERES TÚ MISMO, como si estuvieras frente a un espejo; para que tu imagen quede bien fijada, mira tus ojos, tu cabello..... Es una figura idéntica a tí; abrázala y comunícate con ella mediante el pensamiento:

"Hace mucho tiempo que no nos veíamos, hace mucho tiempo que te espero, hace mucho tiempo que no nos encontrábamos. Has pasado por muchos sufrimientos. Has vuelto después de tantos años. Haz cambiado desde que empezaste a subir, desde que pusiste tus pies sobre el primer peldaño".

Aprovecha este momento y suéltate, libérate. Sé auténtico contigo mismo/a. No seas exigente, no te critiques y cuestiones tanto. Acepta tus errores, como si fueras un aprendiz. No sufras por ellos, porque no dejan de ser experiencias que te ayudan a crecer un poco más, a subir en peldaño más en tu andadura. Lo importante es asumirlos y entenderlos.

Siéntete una persona libre, más receptiva, que merece la felicidad.

Este es el momento de tu propio reencuentro. Obsérvate y acéptate tal y como eres. Aprovecha todo el potencial que Dios te ha dado. Utilízalo en tu favor y en el de la humanidad. Ámate. Analízate. Libérate.  Amar es darse, es un bien por el cual no se exige retribución alguna, y aunque ese amor no sea correspondido, no lo perderás, pues volverá a ti y purifica tu corazón.

Ahora empieza a descender por la escalera. Y a medida que vayas bajando, los rayos empezarán a entrar por lo alto de tu cabeza. Absórbelos. Te encuentras muchos mejor, en una paz y una armonía profundas.

Vuelve lentamente y abre los ojos.

Desde todo el Amor en el que YO SOY para todos mis hermanos

Has kai ja   ... LUZ Peña.

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