sábado, 9 de julio de 2011

LA FIESTA – UN CUENTO

Héctor Santos Ramallo

donsantos57@hotmail.com

6 de Julio, 2011

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

La mansión era inmaculada, las columnas se elevaban con ornamentos de oro, los ventanales que reflejaban luz y movimiento a través de sus pulcras cortinas transmitían la vida y el júbilo que se desarrollaba dentro de sus salas, los jardines adornados de todo tipo de verdes y esculturas delicadamente diseñadas le daba al fondo del cuadro una claridad asombrosa en la noche estrellada con un azul profundo como fondo.

Ella merodeaba la mansión sabiendo de la fiesta que allí se llevaba a cabo, las personas en los escalones de mármol de la entrada sonreían y hablaban, estaban alegres y despreocupados, dispersados en grupos por las salas, las habitaciones y los jardines, no había sirvientes ni servidos, todo estaba disponible para todos y en un orden sin mezquindades las gentes se disfrutaban unos de otros y de todo lo que estaba a disposición, no solo en la comida, sino también en el arte que se desplegaba en la fina arquitectura de cada rincón de la mansión, en las pinturas, en los cuadros, en los diseños que se extendían en todas las habitaciones y sus jardines. En cada rincón había frases conmovedoras, simples y sabias de los más grandes pensadores, científicos, maestros y artistas de todas las épocas. Todo era un deleite de simplicidad y belleza. Los amantes de la cocina cocinaban, y de esa alquimia sorprendente salían platos exquisitos que se compartía entre todos, y los mas serviles se encargaban de proporcionar todas las comodidades, no como una obligación, sino por el placer que estas personas sentían en el dar a los demás.

Todo transcurría en un bullicio alegre, donde todos parecían conocerse aunque tal vez era la primera vez que se veían, y aunque muchos de ellos parecían reencontrarse después de largas épocas, la emoción, la gratitud y los recuerdos se fundían en un abrazo y en un compartir en donde se contaban sus historias, aventuras y desventuras, y aunque algunas sonaran trágicas, al fin de cuentas estaban otra vez en un mismo lugar, abrazados y compartiendo como antaño, nuevos y renovados, y ese reconocimiento bastaba para retomar la risa y el júbilo.

Ella estaba extrañamente feliz observando desde afuera, aunque no parecía haber división entre los jardines y los campos que lo rodeaban, Ella había decidido no participar de la fiesta y de aquellos encuentros, le atemorizaba encontrar gente que no conocía, nunca sabía reconocer las palabras para comenzar a tener una conversación, y aunque en el fondo de sí deseaba tener la soltura de los extrovertidos, en su timidez y silencio adivinaba las mascaras y las falsas camaraderías, eso le causaba gracia y nunca lo juzgó, y además esas personas en esta fiesta habían ya trascendido toda falsa sociabilidad, había una naturalidad latente en cada una de ellas que le hacía tentador el ingreso a la fiesta, sin embargo pensando en esas mascaras se dio cuenta que ellas eran todavía como una carga inútil que no la hacía digna de ingresar, aunque las reconocía también como una herramienta que día a día tenía que utilizar, eran tantas, y aunque algunas de estas mascaras la ennoblecían, era conciente de que otras eran decrepitas y algún día tendría que despojarse de ellas.

Había una glorieta cerca de la entrada en donde se ubicaban varias personas intercambiando un dialogo ameno, todos parecían ignorar a la vieja sentada en una banca de madera, era la única que tenía un vestido gris oscuro, que desentonaba con los colores claros o suaves de todos lo que estaban en este tipo de celebración. Ella pasó al lado de la glorieta y vio de reojo a la vieja que la miraba con una sonrisa de sorna, enseguida se reconocieron y la risa triunfante y sobradora de la señora no hizo mella en Ella. Enseguida desvió su mirada hacia el interior de las salas buscando adivinar tras los ventanales el gran amor que Ella sabía se encontraba allí dentro. Saberlo allí fue suficiente para de alguna manera sentirse dichosa.

-¿No quieres entrar? - le pregunte mientras andaba a su lado.

- No - dijo con una sonrisa y una seguridad que me sorprendió.

- Tengo la impresión de que te encantaría estar allí dentro - insistí.

- No en realidad. Me gustaría estar con él, eso sí, pero está la vieja, aunque no es ella quien no me deja entrar.

- ¿Entonces? ¿Qué te impide entrar? La fiesta parece fabulosa. – Ella de pronto soltó una carcajada como si yo hubiera dicho una broma.

- ¡Nadie me impide entrar! Yo acá puedo hacer lo que quiera.

- Sigo sin entender. – Dije sorprendido y ya algo impaciente. Ella siguió caminando un poco pensativa aunque envuelta en una tranquilidad que no lograba comprender. Miraba sus pasos y miraba hacia adentro de los jardines, contemplaba la belleza que se desplegaba a todo nuestro alrededor como si fuera la primera vez que veía esos paisajes majestuosos. Al rato al fin me contestó.

- Hay cosas que puedo hacer, pero se que todavía no debo, por eso no quiero.

Quedé en silencio tratando de adivinar lo que querían decir esas palabras. Tenían un alo de seguridad y sabiduría, aunque también había un atisbo de miedo que sospeche que no quería reconocer.

Seguimos caminando en silencio rodeando la mansión que parecía no tener entradas ni costados ni patios posteriores, en toda su circularidad había una majestuosidad que entrara uno por donde entrara, daba la impresión de que todas las entradas eran las principales, no porque fueran iguales, sino que cada una era diferente de la otra, y eso la hacía aún mas maravillosa.

- Te quedaste pensativa. –Le dije, esperando obtener alguna consideración sobre su actitud y otra vez me respondió con una risa sincera.

- Veo que no te preocupa ni un poquito entrar o no a la fiesta. – Insistí.

- La verdad que no. Él sabe que estoy aquí, y eso me pone muy feliz, no se si la palabra es felicidad, pero es como si supiera que todo esta perfecto así como está, él allí dentro y yo todavía aquí afuera. Que él me sepa me colma de algo que no puedo explicar, y como te darás cuenta, aunque no lo pueda ver, ni tocar, ni estar tan cerca de él, nos sentimos el uno al otro.

- ¿Y la vieja? – le pregunté con algo de descaro, me parecía que era algo mas intimo, profundo o misteriosa la presencia de la vieja que todos parecían ignorar, y que sin embargo, como él, la vieja estaba allí por Ella, haciendo el papel de guardiana de algo que no lograba dilucidar.

- La vieja cree que está haciendo lo que debe hacer, y cree que lo está haciendo bien, y es verdad, aunque no de la manera que ella cree.

Le pedí que me explicara de que se trataba todo eso, y otra vez me contesto sonriendo.

- La vieja esta expectante para impedir mi entrada, al verme creyó que de alguna manera lo había logrado ya que de inmediato yo seguí de largo sin pretender entrar. Igualmente no tenía la intención de entrar, unos minutos antes lo vi detrás de los ventanales, el se percató de mi mirada y nos supimos, a pesar de la distancia adiviné su sonrisa, su alegría, sabe que no quiero entrar aún.

- Claro, y vos sabés que él te va a esperar. – Esta vez su risa fue una fuerte carcajada como si yo hubiera dicho la cosa más ridícula del mundo.

- ¿Esperar? Solo se espera lo que se desea, lo que se necesita, entre él y yo no hay esperas.

Eso me dejo sorprendido y silencioso, quería preguntarle mas, quería saber como hacía para tener esa seguridad respecto a él, pero esta vez me sentí mas que intimidado. Con algo mas de seriedad comenzó a decirme.

- No siempre fue así, claro, hubo tiempos de espera, de desdicha, de desolación, soledad, dolor, desesperanza, hasta desesperación y muchas equivocaciones en nuestras elecciones, pero nunca nos ganó el olvido, en realidad nunca gana el olvido. – Después de unos minutos de silencio admitió. – Aunque podemos creer que así es, y cuando lo creemos, el olvido parece ganar, pero nunca es para siempre.

- ¿Entonces esto es como un recuerdo?

- Esto es lo que es, tal cual como tu lo estas percibiendo y experimentando, que sea un recuerdo, un sueño, la imaginación, la tuya, la mía, es lo mismo, eso no importa.

Sumirme a reflexiones tan metafísicas o filosóficas, no estaba en mi propósito, realmente solo sentía algo de inquietud sobre tanta seguridad y después de todo, estar allí era realmente un deleite. Yo también disfrutaba de los majestuosos paisajes y me llamaba la atención, sobre todo, la inmaculada blancura de la mansión, la luz de dentro de sus salas y en los jardines no parecían venir de las delicadas arañas colgadas de sus techos, ni tampoco sus perfectos faroles trabajados con ornamentos y abalorios parecían emitir una luz especifica, la noche estaba como envuelta en una claridad indefinible, como si desde la blanca luna un rayo específico y certero iluminara toda la escena.

En nuestra caminata circular llegábamos otra vez frente a la glorieta, que se elevaba desde el césped unos centímetros, había personas que conversaban y reían y la vieja parecía aburrida sentada en la banqueta en su papel de “centinela”, pareció despertar de su dormidera cuando vio que nos acercábamos y no prestó atención a nada mas, otra vez su mirada se fijó en Ella y nuevamente una sonrisa de sorna afloró, y a esa sorna se le sumó una seguridad de autosatisfacción de tarea cumplida al notar que claramente Ella no iba a entrar a la fiesta.

Detrás de la glorieta apareció la figura de él, parecía como que jugaba a las escondidas tratando de no ponerse a la vista de la dama de gris, Ella que caminaba a mi lado se sobresaltó y por un segundo aquietó su marcha, se miraron y una sonrisa plena de dicha iluminó su rostro, él la miraba con una serenidad asombrosa, parecía haber tanto en esas miradas y Ella parecía leerlo todo, porque todo estaba ahí, a pesar de que las circunstancias parecían establecer una separación, había algo que los unía para siempre, o como si realmente no hubiera otra cosa que esa unión.

Ella siguió caminando con una enorme sonrisa llena de satisfacción, después de un rato, con complicidad y bromeando le dije:

- ¡Lo tuviste cerquita, eh!.

- ¡Siiiiiiiiiiiiiiiii! – Me contestó como una adolescente que acabara de ver a su ídolo. Me reí y sorprendido ante esa respuesta enseguida la hostigué.

- ¿No era que no había ni deseos, ni necesidades…?.

Ella solo sonrió y seguimos caminando, no quería indagar mas porque estaba como regocijándose en todo ese momento, seguramente como queriéndolo guardar, entonces dejé que disfrutara, después de un rato me dijo sonriendo, con mas seguridad que nunca, y como si fuera la cosa mas obvia del mundo.

- ¡Claro que no hay deseos ni necesidades! Lo que pasa es que ocurrió algo “muy especial”. – y acentuó estas últimas palabras como queriendo decir que eso muy especial, era algo que debía guardar como algo distintivo y siguió - La vieja estaba tan preocupada por ponerse en guardiana y no dejarme entrar, que no se dio cuenta que él estaba allí cerca, ¡ay! ¡y que estuvimos tan cerca! - Soltó una risa feliz y como inevitable y siguió.

- En ese acercamiento, que realmente me paralizó de alegría, supe que había un regalo especial, si bien nos podemos sentir y sabernos a pesar de estar él en la fiesta y yo aquí afuera, todo esto que siento es tan magnifico y maravilloso, tan único e inexplicable, no podría ponerle siquiera mil palabras para que lo entiendas.

Se quedó en silencio un rato y ya impaciente no pude mas que preguntar.

- ¿Qué regalo?

Sabía que se iba a reír ante mi pregunta y así fue.

- Estaba esperando que me preguntaras. Lo que pasó fue tan “vívido” que esto que pasó no lo voy a olvidar nunca mientras duerma, o me distraiga, o me equivoque, y hasta lo niegue, o yo misma me engañe, siempre tendré este momento que me hará recordar que tal vez en mis mayores luchas, y hasta cuando tenga que enfrentar cara a cara a la vieja, este recuerdo, de él y el mío, será mi arma y mi escudo.

No entendí muy bien lo que todo eso significaba, aunque parecía haber algo de sabiduria en sus palabras, o al menos una seguridad nueva.

- ¿Y ahora que vamos a hacer?

Con una sonrisa de niña inocente y feliz me dijo:

- Ahora vamos dormir y a seguir jugando un rato.

Ella despertó y llevó esa luminosa sonrisa en su cara por varios días.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir este hermoso cuento,tal vez parezca absurdo pero me senti inmediatamente identificada con ELLA aunque es una historia ficticia es como si fuera ella y supiera todo lo que pasaba en ese momento por su mente, si es que ella en verdad hubiera existido, me identifico por que es el tipo de situacion que vivo con mi alma gemela, que aunque no esta en este plano lo amo, pero con un amor diferente, dicen que solo hay un alma gemela para cada quien, en mi existencia en este cuerpo no tengo la seguridad de que asi sea, pero no importa si no fuera asi, aunque pudiera no le pediria que me esperara, a veces esta ha mi lado por que es su eleccion en ese momento, nos podemos olvidar por momentos, sin que pase nada, tal vez para la 3D esto pudiera parecer muy frio, pero no es asi, simplemente lo amo sin apegos, aunque no siempre fue asi, ya que en nuestras vidas pasadas hubo de todo muy intensamente,por nuestras decisiones, pero ahora todo es diferente, no nos necesitamos mas,en realidad nunca nos necesitamos, solo eran apegos de esta ilusion 3D, lo amo aunque no me diga nada, ni siquiera lo he visto, ni tocado, pero tengo la certeza que cuando llegue el momento adecuado,lo reconocere, por su vibracion,ya que algunas veces por breves instantes lo he sentido tan cerca de mi, tal vez alguien pensara que es solo imaginario,pero esa es la verdad de mi corazon, bendiciones y luz para todos, namaste. juana_lv@live.com.mx

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  2. Gracias Juana por compartir tus sensaciones respecto al cuento. Este cuento en realidad viene de un sueño, y como es un sueño que he compartido con compañeros de este viaje, de los cuales me han contado sensaciones parecidas y sueños parecidos, y veo que vos también la has tenido, decidí darle formato de cuento. En el sueño yo era Ella, y no hablaba con nadie, el hecho de que haga un diálogo y cambie el género es nada mas para darle una estructura o una figura para contar todo lo que sentí en ese sueño maravilloso. Fue tan hermoso que traté de buscarle algún significado, y puedo decir que he encontrado varios, estudiando psicología analítica, Según Jung, podría decirse que fue una hermosa y fuerte conexión con mi Anima (mi parte femenina interior, en el caso de una mujer, su parte femenina sería su Animus, como sucede en el cuento), podría ser también una conexión con mi Ser Superior, o simplemente con el Amor, soñar con el Amor es acercarnos a nuestra esencia, y los sueños solo nos pueden entregar y responder con símbolos, tal vez todo sea un símbolo de algo mucho mas grande, hermoso e inexplicable en palabras, y, al menos intentar interpretar eso, también es otra forma de simbolizar algo que no tiene palabras. Exponerlo en un cuento, con pretensiones artísticas, es una forma de acercarnos también...a nosotros y a los demás, y es fantástico. Gracias por compartir!!!!

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