Alexiis, 24 de julio, 2010
Hace mucho tiempo que no he escrito nada sobre mi vida particular porque sinceramente tampoco no hubo eventos importantes para compartir y no quiero escribir solamente para enviar algo con mi nombre, pero ahora, hace días es como si mi Yo Superior me estuvo dando codazos para decidirme a compartir lo que tengo en la mente, o mejor dicho, lo que he constatado debido a mi constante costumbre del auto-análisis.
Así que esto no es una canalización de algún Maestro externo, sino un mensaje de mi Yo Superior que me recuerda mi compromiso contraído de compartir mis pensamientos, sentimientos, vivencias y experiencias, que quizás puedan ayudar a algún otro a comprender las cosas que le están pasando.
Ahora ya hace un año que estoy en Bariloche y mucho de lo que tiene que ver con esa mudanza desde Buenos Aires ya lo he comentado de una forma u otra, pero ahora finalmente he llegado a tener claridad en cuanto a todo el proceso involucrado.
Por un lado estaba el pedido de mis hijas de ir a vivir cerca de una de ellas, por razones de mis problemas físicos, y evidentemente tuve que elegir Bariloche porque era un sueño que teníamos con mi esposo de pasar nuestros últimos años ahí, cosa que lamentablemente no se cumplió para él, pero para mi no había duda en cuanto a la parte del país que elegiría, ya que también tenía que considerar la altura de la zona en la que vive mi hija mayor y que ese clima no era lo adecuado para mí.
Cuando se comenzó a plantear todo este asunto, que fue para navidad del año 2008, mi primera reacción fue que no me quería ir de Buenos Aires ya que ahí tenía mis alumnos, pacientes y el grupo que se reunía una vez por semana.
Además de ello, varios años atrás, cuando pensé así no más en irme tuve una canalización del Arcángel Miguel, a través de otro canal ya que yo todavía no canalizaba, indicándome que ni se me ocurra irme de Buenos Aires, ya que en mi casa habían instalado como una columna de luz y que mi actividad era allí.
Yo esto lo tomé tan en serio que ante la propuesta en el 2008 mi primera reacción fue una negativa rotunda, sin embargo a raíz de una serie de inconvenientes que se produjeron a nivel físico y fundamentalmente – ahora sí yo misma canalizaba – me indicaron los Maestros que mi trabajo en Buenos Aires había terminado y que me tenía que venir a Bariloche a fin de abrir un Gran Centro de Luz aquí.
Yo me tomo muy en serio las indicaciones recibidas ya que durante años ya me han venido guiando por el sendero que estoy recorriendo, así que esto me liberaba del compromiso de quedarme en Buenos Aires y junto con el pedido de mis hijas, acepté mudarme.
Ahora bien, les dije que sí, pero para mi eso podría ser dentro de un año o algo así, pero no conté con al energía de mi hija menor que es la que se tuvo que ocupar de todo lo relacionado con la disolución de la casa en Buenos Aires y la mudanza y el largo etcétera que involucró mi venida.
Relato todo esto, que en gran parte es sabido, pero si no lo hago no puedo explicar lo fundamental que tengo que transmitirles.
A mediados del 2008 tuve una especie de bronquitis, cosa bastante común que me pasaba una vez por año y que con la toma de unos antibióticos lo solucionaba, pero ese año no fue así, ya que además del problema bronquial tuvimos el aire medio contaminado por cenizas de la quema de pastizales que se produjo en las cercanías de la Capital. Incluso llegué a comprarme un barbijo, por las dudas, pero no lo llegué a usar.
Me repuse por supuesto, pero no un cien por cien y esto me indujo a programar unas vacaciones en Bariloche a casa de mi hija menor, para febrero del 2009. Qué bueno, iba a descansar, y a recuperarme totalmente. Esa fue mi ilusión.
Vine a Bariloche como programado, pero no sabía que mi hija había comenzando intensamente la búsqueda de una casa para mí, porque ella no compartía la idea de un año, que yo había tenido, sino, si fuese posible, quería que a más tardar en abril venga para acá.
Yo me dejé convencer y comenzamos la búsqueda, casa tras casa, pero quiso la ‘mala suerte’ que comencé con problemas de presión y más importante aún con problemas de los bronquios. Ya los últimos días yo me quedaba en el coche, los chicos miraban la casa que íbamos a ver y yo solamente bajaba si a ellos les parecía adecuado.
Mi estado de salud con los bronquios se fue empeorando de tal forma que un domingo o sábado, ni lo sé, comenzaron a buscar un médico para que me venga a ver, sé que dos ni siquiera respondieron y uno tercero dijo que me lleven a la clínica, pero resulta que de la casa de mi hija hasta donde tienen el coche por lo menos hay una distancia de unos 20 a 30 metros y llovía torrencialmente, así que imposible que me vaya al sanatorio.
Para abreviar, encontramos una casa que me encantó del principio, especialmente por lo luminosa que era, ya que yo ya no estaba en condiciones de apreciar los detalles, es como que ya comencé a perder seriamente toda mi capacidad de análisis, de evaluación, etc. Compramos esa casa y me volví a Buenos Aires, dejando todo el asunto en manos de mi hija.
Por supuesto ya en Buenos Aires primero fue a ver a mi neumonólogo, enterándome que solo tenía un 29% de capacidad pulmonar y era inevitable que me diese una dosis mínima de cortisona, a pesar de saber que me hacía mal.
Por las dudas también fui a ver al cardiólogo que era desde hace años mi médico de cabecera, y ahí me llevé el gran susto que me quiso internar enseguida en terapia intensiva por el desajuste cardíaco que tenía. Ahora la noche anterior había recibido un mensaje de Yeshua recalcando la importancia de mi ida a Bariloche, y cuando el médico me dijo lo de la internación repentinamente sentí que si le hacía caso, era como si perdía toda mi relación con Alexiis.
Le pregunté al médico si no había posibilidad de irme enseguida a Bariloche, pero me dijo que ninguna compañía aérea me iba a llevar en semejantes condiciones. Cuando le pregunté qué es lo que pasaba si no me internaba, simplemente ponía en riesgo mi vida. En ese momento, creo que fue el último en el que tuve un poco de razonamiento propio le dije ‘me la juego’, o sea que no me internaba.
Por supuesto en el camino a casa pensé en el lío que se me iba a armar con las hijas ante mi negativa de internarme y se me ocurrió llamar al neumonólogo, contándole lo que había pasado y pidiendo si él no tenía a alguien como para tener una segunda opinión.
Vino un cardiólogo a casa, con electrocardiograma y todo, y me confirmó totalmente lo dicho por mi médico. Bueno, acepté hacer una especie de internación domiciliara, él venía cada segundo día, y comenzaron a llenarme en el real sentido de la palabra de los más diversos remedios, me guste o no.
Hoy en día sé que fue en esa época en la que perdí totalmente mi propio poder, ya que me tuve que someter a lo que se me decía, perdí mi alma, me convertí en un cuerpo físico sin ninguna clase de autonomía, ya que el centro de poder se había retirado de mí.
Así fue que mi hija se hizo cargo de todo el asunto de la mudanza, de todos los mínimos detalles y yo estaba ahí hoy pienso como una cáscara vacía. Estaba tan mal que la mudanza se tuvo que atrasar y al final recién el 19 de mayo llegué a Bariloche.
Aquí siguió mi estado de autómata, toda la instalación de la casa, el acomodar las cosas, hasta en los más mínimos detalles, fue hecho por otros, tal es así que hasta ahora estuve buscando por ejemplo una carpeta con anotaciones particulares que hice cuando comencé mi camino espiritual, y que recién hace dos días he encontrado.
Resumiendo, por supuesto en Bariloche fallé totalmente en conseguir alumnos, o grupos o pacientes, porque lo que tendría que haber sido mi espíritu o alma no estaba.
Tardé bastante tiempo en darme cuenta de lo que pasaba y poco a poco comencé a tomar nuevamente las riendas de mi vida, especialmente en lo que se refería a mi casa y todo lo relacionado.
Durante todo ese tiempo lo único positivo fue que seguí recibiendo los mensajes de los Maestros y pude estar activa por Internet, lo cual fue lo primero que me llamó la atención. O sea, ¿cómo era posible que tuviera tantos amigos virtuales y también tantas consultas de parte de ustedes?, ¿tenía a caso dos personalidades?, ojo eso me lo plantearon directamente mi familia, ¿cómo podía ser que tuviese tanta actividad en la computadora y fracasaba a nivel personal en la vida actual?
Es ahí cuando comencé a comprender que de alguna forma se había producido una partición en mí, que evidentemente la parte netamente de Alexiis estaba activa y bien, pero lo que soy yo, el ser humano de la 3D había perdido mi capacidad frente a otros humanos.
Todo eso lo estuve encarando y lo que son las ‘casualidades de la vida’, mi profesor de Terapias de Vidas Pasadas, el Dr. José Luis Cabouli, todos los años da talleres de actualización, y también me invitó para asistir, no sabiendo que me había ido a Buenos Aires. Le escribí y le pregunté si no tenía nuevo material de enseñanza a raíz, a pesar de muchas vueltas, conseguí su último libro “Terapia de la Posesión Espiritual”, en donde en el segundo capítulo explica detalladamente todo esto.
Considero que esto es de sumo interés a lo mejor para algunos por lo cual voy a copiar algo del texto mencionado:
Ya sabemos que el alma es energía pura, pero el alma es algo más que un campo de energía electromagnética. El alma es nuestra esencia vital, nuestra fuerza, nuestro poder personal. El alma es el principio de vida; sin alma no hay vida. En la perspectiva chamánica, parte de nuestra esencia vital esencial puede partir y perderse en una realidad no ordinaria. Los chamanes ven la enfermedad como una pérdida del alma o una disminución de la energía espiritual esencial. Un susto puede provocar la pérdida de una parte de la energía vital. El susto es un acontecimiento desagradable que provoca que una parte del alma de una persona se desprenda y se pierda.
La pérdida del alma es la pérdida de partes cruciales que proporcionan vida y dan vitalidad. Estas partes se pierden debido a traumas y quién ha sufrido el mayor trauma, es el niño que vive en nuestro interior. Cuando experimentamos un trauma, sobre todo en la infancia, una parte de nuestra esencia vital puede separarse de nosotros para sobrevivir a la experiencia y para escapar del dolor y del impacto psíquico que implica una vivencia insoportable.
La pérdida del alma o de una parte de ella puede ser originada por cualquier experiencia traumática. No sabemos de qué manera se produce esto; lo cierto es que una parte de la energía del alma se fragmenta abandonando a la persona. Cuando esto sucede, la persona queda incompleta y la parte que se fue se pierde en otra realidad o no desea regresar. Al perder este fragmento de energía la persona pierde su fuerza, su poder personal y esto significa que también pierde su protección natural. Su escudo vibratorio de protección ya no será tan efectivo como debiera ser. Desde el momento en que una parte del alma se ha ido, la persona se encontrará debilitada, desvitalizada, deprimida y será más vulnerable a las enfermedades y al accionar de energías intrusas, entre ellas almas perdidas y cualquier tipo de entidades espirituales.
Es importante entender aquí que la parte que se ha ido no se encuentra en lo que conocemos como subconsciente o inconsciente. No se trata simplemente de un yo escindido o disociado. El fragmento que se fue sencillamente no está aquí. En la concepción chamánica, las partes vitales del yo que se han disociado pueden quedar atrapadas en una realidad no ordinaria o pueden haber encontrado mundos más placenteros donde deseen estar o puede que se hayan perdido en otra dimensión y no sepan cómo regresar. Parte de la sanación consiste en recuperar esas partes en el mundo no ordinario y regresarlas al cuerpo del paciente. Este es el don básico de un verdadero chamán. En el trabajo de TVP (Terapia de Vidas Pasadas), hemos comprobado que, mediante la regresión, se pueden recuperar las partes fragmentadas luego de trabajar terapéuticamente la experiencia traumática.
Les puedo asegurar que esta información me ha servido para darme cuenta de lo que me ha pasado y que evidentemente a raíz de todo mi trabajo interno he sido capaz de recuperar mi alma, trabajando sola. Esto lo he compartido con José Luis y me ha confirmado que mi enfoque es correcto.
Todo el resultado de esto es que ahora estoy de nuevo íntegra, puedo hacer tratamientos, dar clases y en fin decidir qué es lo que hago con mi vida y cómo la encaro.
Sé que le debo muchísimo de este resultado al constante contacto con los Maestros, a su apoyo y plena confianza en mí, confianza que no falló en ningún momento aún cuando yo misma no me sentía plena.
Ojala esta información le pueda ser de utilidad a alguien, ya saben, yo comparto todo lo que experimento, y esto realmente ha sido una prueba durísima, especialmente cuando me comencé a dar cuenta de lo que pasaba, antes, en la época de casi diría ‘desalmada’ no sentía preocupación ya que ni siquiera me cuestionaba lo que estaba pasando.
Como siempre, estoy dispuesta a brindar ayuda si en algo necesitan saber o les resuena todo esto. Con amor, Alexiis
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