viernes, 10 de agosto de 2012

DE SAN MIGUEL ARCANGEL - PARA TODO EL GRUPO -

8-8-2012.................6.30am

AMADOS HERMANOS MIOS

Estamos muy alegres y gozosos, nosotros los arcángeles, por el maravilloso trabajo que desempeñan, por su amada Madre tierra y vuestros hermanos todos, la humanidad.

Cuando vosotros nos convocáis, y ahora hablo por mi parte, acudimos al llamado, y en verdad os digo, que observamos esos corazones tan llenos de amor, amor universal, y el deseo sublime que vuestras vibraciones lleguen a nuestro encuentro. Un encuentro que esperamos mucho, si nosotros todos y los maestros a quienes invitáis, a reuniros junto a tan majestuoso llamado celestial. Nos sentimos muy honrados, me honra sobremanera, la capacidad infinita de amor que nos brindáis, a mí y a nosotros.

Todo el universo, perciben vuestras vibraciones, y espero que lo hayan sentido con el corazón divino, lo que el ultimo martes, habéis vivido.

Se ha producido un quiebre, un antes y un después, pues, el trabajo tuvo sus frutos inmediatamente. Vuestro llamado ha sido tan intenso, que lograron vuestro cometido, de forma instantánea.

El amor que reside en vuestros corazones lo pudo todo.

Volaron a las altas dimensiones de luz, atrayendo energías divinas de luz universal.

Vosotros sois un grupo entregado desde el corazón, y así deseo y deseamos que lo sigan realizando e instamos a vuestros corazones y a vuestras almas a uniros en luz.

Cuando vuestras comunicaciones se realizan forman gigantes círculos concéntricos y se expanden al universo. Vuestros hermanos estelares y galácticos los reciben y vuelven a vosotros cubriendo a vuestra hermana Gaia.

Nosotros los miramos, llenos de amor y alegría.

Ese amor y esa alegría, también les vuelve y los cubre, amados hermanos, tengáis, fe y paciencia, que pronto estaremos juntos, en la gloria de nuestro Padre Creador.

Tengan paz, amor y armonía, porque es lo que deseáis para los demás.

Y así es y será, pues cuando digáis, Hecho esta ¡hecho esta! Hecho esta!

Estará Hecho y sellado, porque vuestra voluntad es la voluntad del Padre, manifestada desde vuestros corazones, hermanos amados.

Son muy esperados aquí, muy cerca de vosotros, cada vez que os reunís, sientan el gozo y la alegría por siempre.

Me siento muy honrado, y nos sentimos muy honrados amados hermanos con vuestras presencias.

Os saludo y me despido.

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