Martes, 21 de Agosto del 2012
Soy Iris, una miembro de la raza acuática de las Sirenas; mi estirpe es de las más antiguas de mi raza, y mi familia ha visto nacer y morir incontables generaciones, desde el pasado más lejano de nuestro hábitat liquido, desde tan atrás que ni aún los más ancianos y sabios de entre nosotros pueden siquiera atreverse a atisbar en él.
Hola, hermanos y hermanas.
Durante este tiempo en el cual no hemos tenido oportunidad de comunicarnos, he estado surcando mares y océanos, llevando a cabo algunas misiones que me han encomendado mis Mayores.
Soy Iris, una miembro de la raza acuática de las Sirenas; mi estirpe es de las más antiguas de mi raza, y mi familia ha visto nacer y morir incontables generaciones, desde el pasado más lejano de nuestro hábitat liquido, desde tan atrás que ni aún los más ancianos y sabios de entre nosotros pueden siquiera atreverse a atisbar en él.
Durante millares de generaciones hemos compartido nuestro amado planeta con nuestros hermanos de superficie, “los respiradores de aire” –como algunos de entre nosotros les denominan a ustedes- y hubo tiempos, cuando los veleros, las fragatas y los drakars eran los vehículos más rápidos que utilizaban ustedes, en que los encuentros entre nosotros fueron más frecuentes, pues el hombre pasaba mucho más tiempo que ahora en el inmenso mar azul, surcándolo con valentía del uno al otro confín.
Hemos cantado canciones de amor y también de guerra en la cubierta de muchas embarcaciones construidas por los marinos de otrora, y hemos bebido muchos cuernos y jarras de bebida espiritosa abrazadas a aquellos fornidos y aguerridos marineros, intercambiando interminables historias que a su vez nos habían relatado nuestros ancestros, leyendas que hemos ido conservando a través de los siglos, contándonoslas de padres a hijos, manteniendo una cadena generacional, utilizando el boca a boca.
Nos hemos reído juntos contándonos anécdotas jocosas que abrían nuestros corazones de júbilo, de una y otra cultura, y también hemos llorado escuchando los relatos tristes de una y otra raza.
Hubo un tiempo en que ustedes, los seres de pulmones de aire, y nosotros, los seres de branquias como nuestros hermanos los peces, tuvimos cientos y puede que miles de encuentros, charlando en alegre camaradería, bajo la mirada de parpadeantes y fulgurantes estrellas nocturnas, que brillaban sobre nuestras cabezas empapadas del agua salada del mar.
Luego, el hombre descubrió cómo volar como los pájaros y, al preferir surcar rápidamente los cielos a cruzar lentamente los mares como los hombres que no tienen prisa, así que el ser humano de superficie se fue alejando de nuestra presencia, y nuestra alianza ancestral pasó a ser una hermosa historia del pasado, pero ya no del presente.
Como siempre acostumbra a hacer el hombre de superficie, con el tiempo ustedes fueron modificando los hechos que ocurrieron realmente, y convirtieron nuestra férrea y sólida alianza, en una hilarante leyenda falseada, donde se nos recuerda a nosotras como si fuéramos monstruosos seres que atraíamos a los marinos con ciertos cantos hipnóticos, para después arrastrarlos a las profundidades donde morían ahogados.
He querido aclararles, como mi primer mensaje a través de mi canal Kris Won tras una larga pausa de varios meses, que la verdadera historia que transcurrió entre las dos razas, fue mucho más hermosa de cómo les ha llegado hasta sus días.
Confío, y así se lo pido al Creador de todas las Esferas y Mundos Celestiales, en que algún día no muy lejano podamos volver a reencontrarnos, y continuar con nuestra amistad, tal como gozamos de ella hace ya muchos días y muchas noches…
Reciban, mis queridos hermanos y hermanas, todo mi amor, no, todo el amor de mi raza, y reitero mi deseo de que podamos volver a reunirnos… algún día.
Fuente: IRIS
Canal: Kris Won
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