28 de junio, 2010
Pedro Cuenca
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Todo se cumple amado hijo, y se cumple en el momento preciso en el que debe cumplirse, ni un minuto antes ni un minuto después de lo que fuera ya establecido de antemano, el mundo dispone hoy en sus manos de la verdad suprema revelada, al alcance de todos, y, mientras en vosotros mis amados servidores veo, que corre dentro vuestro un escalofrío de gozo cuando la tenéis frente a ti, no sucede lo mismo con tantos de mis hijos que ni siquiera se enteran de lo que he puesto en sus manos, os parecéis a niños mimados que teniéndolo todo, en lugar de agradecer lo que poseen de todo se quejan.
¡Oh pueblo mío! ¡Cuantas cosas os ha regalado vuestro padre!
Cuántos de mis hijos antes de vosotros hubieren dado todo cuanto poseían por ver tan solo uno de los prodigios que vosotros hoy podéis ver y disfrutar.
Ellos no pudieron ver caminar al verbo junto a ellos, no pudieron escuchar de sus labios el poder llamar a vuestro Padre como debe ser llamado Abbá, padre. Prisioneros de antiguos ritos no tuvieron la oportunidad de ver el amor de vuestro padre derramado en sus vidas, y vosotros si.
¡Cuánta felicidad hubieran sentido en ver a su Dios, que en tan solo un simple trozo de pan dejara su vida y su divinidad, también su carne y su sangre entregada por amor a vosotros, y vosotros que ya conocéis ese don ni siquiera lo miráis.
Cuántos de mis profetas caminaron y buscaron aún con riesgo de sus vidas a quien pudiera darles tan solo dos tercios de su espíritu, pues en el habitaba el espíritu del altísimo, y ese espíritu mora en cada uno de vosotros ahora, sois vosotros mismos y no lo aprovecháis, el nuevo reino se abre frente a vuestros ojos, el tiempo se acerca, el universo todo marca el nuevo inicio de la humanidad nueva, las señales de los tiempos son claras, el momento del gran cambio para la humanidad toda esta ante vosotros.
Dime pueblo mío qué más necesitas de tu Padre que más necesitas que os muestre para que vuestro ojos se abran al don de Dios, cuántos de mis hijos no llegaron a conocer a su madre celestial, no supieron siquiera que en sus maternales brazos encontrarían refugio y consuelo y vosotros la tenéis, la habéis recibido de los brazos extendidos de mi hijo en la cruz en su momento de máxima agonía, y ¿dime pueblo mío por que entonces no eres feliz?
Prepara tu ropa, ciñe bien tu cintura, toma tu bastón de peregrino, pues el camino ya ha sido señalado, camina pueblo mío junto a mis ungidos, inicia ya el nuevo tiempo de los hombres
No clames más hacia tu Padre por auxilio, el auxilio ya ha sido enviado, camina sobre la tierra, como germen del altísimo, es hombre y mujer, es fuego y es brasa es sabiduría y esperanza, es vida en plenitud
Dime pueblo mío, dime hijo mío, ¿hace falta mas muestras de mi amor, para que os deis cuenta de que el tiempo del amor se ha iniciado ya?
Pero ven a mis brazos que se extienden presurosos a vosotros, para cobijaros en el nuevo tiempo del amor, los ángeles iniciaron sus descenso hacia vosotros, el universo esta en perfecta armonía, la luz es sendero recto, que marca el momento preciso del nacimiento del nuevo tiempo todo se cumple en su momento el cual fue establecido desde los albores de los tiempos y nada detiene ya, el amor de vuestro padre que ha sorteado toda clase de peligros en las manos de los que deseaban aplacar su fuerza pero ahora es un grito de victoria el que surge desde el centro mismo de la creación el amor se ha instaurado en la tierra toda, el amor prevalecerá, aunque el tiempo de los hombres termine el amor nunca morirá y será fuente de vida para nuevas generaciones, no hay nada que vuestro Padre no pueda realizar no dudéis de mi, no necesito de vosotros sino mas bien, os repito sois vosotros los que precisáis de Mi, vosotros precisáis del amor pues sin el amor nada sois sino un par de piernas que sostienen un cuerpo sin vida pues la verdadera vida esta en el amor el mismo que hoy se abre frente a vosotros todo se cumple.
Aquí tenéis hijos míos mis promesas se han ido cumpliendo una por una os prometí vida y la tenéis, os prometí amor y el amor se ha derramado sobre vosotros y se ha derramado en abundancia, os prometí que no os dejaría y así ha sido, aquí esta vuestro padre, por toda la eternidad.
Así sea
Todo se cumple, hijos míos, todo se cumple
Amén.
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