martes, 27 de abril de 2010

4 - Enseñanzas de Nuestro Padre Celestial 30/12/2009

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LA CREACIÓN DEL UNIVERSO

Cuantas cosas se os han dicho sobre la creación, de eso hoy voy hablaros, de todas las cosas que los hombres han dicho sobre la creación del mundo y del universo todo. Teorías, hipótesis, todas y cada una con lo que el que las formuló, creyó exactas y definitivas, pero ninguna de ellas, pudo decir aún, quién originó todo.

Explosión, dicen algunos, y dime hijo mío, ¿Quién o qué cosas produjo esa explosión? ¿Donde se originó esa primera chispa?

Pues si existió hijo mío, algo la debió haber originado. Y la respuesta es DIOS.

Yo Soy el Creador de todas las cosas,

la primera chispa,

el primer estallido,

la primera galaxia,

la primera estrella,

el primer mundo,

y he puesto vida en él, muchas vidas a lo largo del universo todo,

y el hombre mi mayor creación, que fue evolucionando, pero con un destino divino, desde siempre su alma supo todo y debió recrear su existencia, pues debía crecer y evolucionar de la nada, conocer la pequeñez, para luego llegar a la grandeza.

Por eso vuestra vida ha sido guiada, vuestro recuerdo ha sido iluminado, para llegar hoy, hijos míos a ser uno solo en el recuerdo, en vuestro ser, uno solo en vuestra esencia, uno solo en vuestro Dios.

Ahora veis que os amasteis desde siempre, que vuestra vida fue una sola, ahora conocéis que la creación no termina en Dios, sois co-creadores con Él, cada paso de vuestra existencia ayudó a la creación del mundo y aún continua, pues vuestros actos todos buenos o malos inciden en la marcha del universo.

Así cuando desde siempre vuestra alma vivió en la unión y en el servicio nuevamente se funden para continuar la obra que fue comenzada en el amor.

Y cuando un alma elige el camino de la desconfianza y de la destrucción, crea más destrucción, más tristeza y genera más dolor, por lo tanto el mal y el bien existen desde siempre para el equilibrio del universo todo.

Si hay un bien, debe existir también su contrapartida, el mal como vosotros lo llamáis, pero el mal no como lo conocéis, sino el mal en la ausencia de Dios, en la desolación del ser interior del hombre. El mal provoca vacío interior y distancia de vuestro Dios, lejanía eterna, perpetua, puerta cerrada e infranqueable, para aquellos que deciden y optan por él.

Por eso hijos míos, sólo existía un modo de que mis hijos, todos conocieran su destino de grandeza, y era diciéndoselos. Os he enviado a lo largo de la historia, infinidad de mensajeros, os he llamado personalmente, os he hablado de miles de maneras y ahora a quienes he decidido, serán mis testigos en el mundo, también os hablo personalmente, a pesar de vuestro destino de grandeza, también transitaron por la pequeñez y en el conocimiento de vuestra pequeñez, podéis ahora vislumbrar vuestra grandeza, la de vuestro ser, la que les habla de ser hijos del amor, hijos de Dios.

No se puede conocer al mismo tiempo lo importante, si antes no habéis visto lo insignificante. Lo que sois es lo que siempre fuisteis y siempre seréis. Vuestra mente y vuestro cuerpo, vuestra inteligencia ahora han de recrearse pero al mismo tiempo han de remembrarse, pues os ha dicho que sois los miembros de un solo cuerpo, pero los miembros del cuerpo han de volver a unirse para que la creación toda recupere el equilibrio perdido. Los miembros se encuentran dispersos y desorientados. Remembrar las partes del cuerpo, he allí vuestra misión, para conservar y conseguir la unidad. Cuantas divisiones existen en el mundo, cuantas religiones hay tratando cada una de acentuar su verdad.

Y hay una sola religión la del Amor, no importan templos, ni sus doctrinas, sino existe el amor, simplemente no existen, simplemente son ecos vacíos, cada ser de vuestro mundo puede formar su religión ¿A qué llaman religión los hombres?

¿Al pelearse uno con otros para saber quien tiene el mejor lugar?

Y sin embargo mientras discuten en aras del bien, en aras a su Dios, el mundo se extingue frente a sus ojos, ¿A donde ireis? ¿A donde vivirán vuestros hijos?

La creación fue una sola vez y vosotros debéis recrearos vosotros mismos y recrear vuestra creación.

Hijos míos, no veo ni lo uno ni lo otro. Vuestra religión ya lo veis, no ha hecho una buena labor, desgraciadamente hijos míos no estaréis dispuestos a aprender mientras rechazéis todo lo que no sea vuestra propia verdad. No fuisteis hechos para morir nunca, vuestro destino jamás fue un destino de muerte y aún no lo es sino un destino de vida en abundancia.

Vida es la palabra de vuestra prédica, llamar a la vida, no a la muerte, cansado estoy de escuchar tonterías. Vuestro destino es la destrucción, vuestro destino es la muerte proclaman a los gritos muchos, destruyendo toda esperanza, toda posibilidad de engrandecer el reino. Que mezquino y que avaro me muestran al mundo, ¿Así es vuestro Padre?

Cómo puedo dar a mis hijos una serpiente que los muerda y los elimine del mundo con su veneno letal, en lugar de darles pan?

Y así marcha el hombre, y así marcha el mundo, y así el astuto gana terreno en vuestras almas, hasta la más pequeña molécula es importante para vuestro Padre, y no seré yo quien la destruya, pues con amor la formé. Recordad siempre la Santísima Trinidad, espíritu, mente, cuerpo, eso tenedlo siempre presente, en la creación, en la recreación del mundo, enseñad la unión de lo principal en el hombre, la unión de espíritu, mente y cuerpo.

Así sea.

La energía que hoy está en vosotros es la energía primera, la energía que en vuestros cuerpos terrenales os causa molestias, la energía que acelera vuestro corazón, es la energía primera, hijos míos.

Experimentáis lo que muchos hombres pagarían por experimentar, la energía primera la energía que dio origen a la vida. Ahora comprendéis como vuestra energía de amor ha dado origen a la vida que pronto nacerá y verá la luz, la fuerza que hará girar al nuevo mundo.

Amén.

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