Alisbel Bencomo
El hombre, venido de la bruma de los tiempos, vencedor de formidables retos de la naturaleza, encontró en la unión su mejor arma. Ya viviendo en sociedad, en épocas del Viejo Testamento, cuando todavía se cobraba ojo por ojo y diente por diente, con la fuerza y explotación tocando cotas muy tristes, nuevamente un soplo de esperanza y justicia se concretó: en esta oportunidad entre los israelitas esclavizados en Egipto, en la figura de un hombre al que llamaron profeta, Moisés fue su nombre. Este mostró el camino que permitió seguir adelante. Antes hubo otros, después también. Lao-tse, Confucio, Buda, todos se ganaron el favor de sus pueblos por las prédicas y el ejemplo. Como alternativa menos cruenta hacia la felicidad.
Dando comienzo a nuestra era, la humanidad recibió a Jesucristo, el más grande, con una doctrina de igualdad y amor vigente aun.
Atenas, S. IV A.C. Licurgo, uno de sus filósofos célebres por su oratoria, en ocasión del aviso de una próxima intervención suya, creó una gran expectación entre los ciudadanos. A la hora señalada varios auxiliares lo precedieron conduciendo varias jaulas con animales. Los asistentes los vieron desfilar sorprendidos. Situado en el podio, Licurgo extendió su mirada abarcando la muchedumbre, que callaba hipnotizada. A una señal suya calló la puerta de una pequeña jaula de la que emergió una liebre a toda carrera. Un instante después se repetía la acción pero fue un feroz mastín quien hizo acto de presencia, salió en persecución de la presa, luego de alcanzarla frente a los espectadores, la destripó con saña. Asombro y perplejidad fueron las sensaciones reinantes. Licurgo esperó a que se recobraran. Al levantar nuevamente la mano otra liebre avanzó despacio, deteniéndose a comer unos brotes a pocos metros de distancia. Entonces un nuevo perro, tan majestuoso y fuerte como el otro se plantó ante la intrigada audiencia. Se dirigió hacia la liebre que seguía comiendo, unos pocos continuaron mirando, suficientes para hacer volverse a los primeros ante su exclamación de sorpresa… el can llegó y la empujó con la pata haciendo que rodara, esta se paró y saltó situándose nuevamente a su lado, el perro se alejó un poco y ella lo persiguió, la volvió a tumbar con el hocico y así continuaron jugando hasta que los regresaron a sus jaulas.
Más perplejo su público lo miraba. Les daba tiempo para que reflexionaran. Finalmente, irguiéndose en toda su estatura expresó: Ante todo les hago notar que ambas liebres resultaron más listas que Uds.. Es evidente que sabían a lo que se enfrentarían. Los perros también. Obviamente la diferencia la marcan los perros. Una sola palabra lo explica todo, y esta es: educación. El segundo perro es uno educado. Con entrenamiento fue doblegado el instinto. Ese resultado también se logra en el hombre a edades apropiadas y con sistemas de enseñanzas dosificados e inteligentes, alistándonos para la vida en sociedad.
Constituidos los estados, al transcurrir los siglos y con ellos los regímenes sociales, el hombre también desarrolló su intelecto.
Para el S XVII el físico, matemático y filósofo francés Blas Pascal, aseguró que la humanidad tenía ante sí dos caminos, los que vinculó al espíritu:
-Espíritu de geometría. Vinculado a la razón, el intelecto y desarrollo científico.
-Espíritu de gentileza. Representado por la caridad, la bondad, la tolerancia, etc.
Aseguró que solo recorriéndolos al unísono, el hombre obtendría el equilibrio necesario para una vida digna.
Con la Revolución Industrial la productividad se multiplicó considerablemente aumentando la ganancia de los empresarios y con ello la inequidad social. Una vez más se manifiesta el desbalance y nuevamente se movilizan las fuerzas gentiles para resolverlo.
Así como en el mundo geométrico, la electricidad se manifiesta como, luz, calor, frío, sonido, movimiento, el amor lo hace gentilmente, como caridad, compasión, ayuda, entendimiento, etc. Por su intermedio se logra, la estabilidad mental que nos permite comprender lo que nos afecta y ponernos en el camino de solucionarlo. Los mejores resultados se consiguen en la célula más importante de la sociedad, la familia. En familias funcionales el amor es dispensado y correspondido desde edades muy tempranas. Son tres los períodos fundamentales desde el nacimiento hasta los 21 años, de 7 años c/u. En su primer período los niños, como nunca más, tienen un mayor contacto con el mundo espiritual, por lo que son especialmente sensibles a la gentileza y todo lo que logremos enseñarles quedará impreso en su subconsciente indeleblemente. No debe haber errores, sus resultados también pueden ser recogidos…
De ahí en demás, su libre albedrío se hace presente comenzando su andadura hacia la pubertad donde termina el segundo. Alcanzado los 21 se considera haber terminado la formación básica para la vida. Esquema muy general y teórico. Después recorres el resto de tu vida, con mayor o menor extensión, cuyo aprovechamiento se mide por la felicidad alcanzada como suma de todas las manifestaciones de amor intercambiadas.
Es entonces y en esos términos, cuando a través de la perspectiva espiritual se produce un cambio en las raíces mismas del sentido de la vida. Dejas de buscar afuera, dentro de ti residen las respuestas. Una gran paz interior te acompaña. Se evidencia que formas parte de algo más basto donde está comprendida cada cosa que existe. Te percatas, finalmente, de la interconexión general en ese gran concierto universal que posibilita el funcionamiento del todo.
Juan
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