jueves, 12 de noviembre de 2009

EL DIA DEL PERDON

De: Emilio
Emigalla2000@yahoo.com.ar
12 de noviembre, 2009

Si yo tuviera que ponerle un nombre a este 11.11.”11”, le llamaría “El día del Perdón”. Alguien dirá: “No, hoy es el día de la Sanación...”. Bien, coincido con ese alguien, pero insisto en el Día del Perdón porque soy un ser humano.

LA CULPA DE SER SANTO SIN SERLO

Bueno, “sanación”... nos hace falta ya que, quien más, quien menos, tiene su “dolorcito”. Una vez, reflexionando sobre los discapacitados, me dije a mi mismo que...”todos somos discapacitados”. En algún aspecto, físico, mental, emocional... todos tenemos nuestro “Talón de Aquiles”; todos tenemos alguna falencia, alguna partecita de nuestro Yo que no funciona como debiera. Algo que no podemos hacer, todo lo bien que nos gustaría hacerlo. Algo que sentimos que no tenemos. Algo que, a puertas cerradas, nos culpamos de ser, o de no ser; de tener o de no tener; de hacer o de no hacer. Digamos, en pocas palabras, que estamos hablando de nuestra “ropa sucia”.

“Ropa sucia” que tal vez a los demás les pase desapercibida, pero que nosotros sabemos muy bien que allí está, día tras día. Todos tenemos un esqueleto guardado en el armario. Y en mayor o menor medida nos sentimos culpables por eso.

Conocí una vez en un curso de Hipnosis a un joven que se sentía tremendamente culpable porque su nombre era “Santo”, digamos... Santo García, o Santo Pérez. Y no podía superar que su vida, normal como la de cualquier otro, no correspondía a su nombre. Todos le llamaban Santo, por supuesto, pero él se odiaba porque se sabía “no santo”, y se sentía hipócrita y falso, condenándose a sí mismo porque él sentía que no podía hacer honor a su nombre. Su dolor era tan grande que no pudo reprimirlo durante los ejercicios y frente a todos, se largó a llorar abiertamente, cosa que nadie entendió hasta que salió a la luz que era por esa causa. El Santo que no se sentía Santo.

LOS ANGELES QUE NO SIENTEN SERLO

Muchas veces reflexiono que todos somos ángeles, pero sin embargo, no lo creemos así. Siempre hay algo que nos explota frente a la cara diciéndonos “¿Ves que no sos un ángel?”. Nos cuesta reconocernos como tales. Y en este día, justamente, en su gran sabiduría, Ellos, todos Ellos, nos han hecho ese gran regalo de sanación porque justamente comprenden que “no nos permitimos ser ángeles”, y justamente por eso, es que aún no lo somos. Preferimos vernos como imperfectos, como culpables, como defectuosos, como discapacitados en algún modo.

LA CULPA QUE SE VUELVE DE CARNE Y HUESO

Ese saber que no somos como deberíamos ser (o como pensamos –porque es sólo una creencia– que deberíamos ser) se transforma en una culpa, la principal arma esgrimida por la religión para mantenernos dormidos y esclavizados, que a su vez, tarde o temprano toma presencia y se vuelve un problema de salud. La verdad, es que por una u otra causa, no nos aceptamos. No aceptamos ser distintos al ideal que nos han hecho creer que deberíamos ser. No somos libres de ser como en realidad somos. Y eso nos trae culpa. Pero si un día nos soltamos a ser como nos gustaría ser o como tal vez deberíamos ser, y por fin experimentamos la libertad, nuestro entorno, nuestra familia, nuestra gente... nos hará sentir culpables. Como que no podemos eludir ese sentimiento de culpa, seamos o no seamos lo que en realidad seamos.

Y esa culpa, alimentada desde que el hombre es hombre, se vuelve “enfermedad”. Pareciera que no somos dignos de vivir si no tenemos alguna “culpa” que llevar a cuestas. Y así, nunca podremos ser capaces de “tirar la primera piedra”, porque interiormente nos sentimos culpables; y dejamos que las cosas sigan tan mal como van, porque no nos sentimos lo suficientemente íntegros como para censurarlas y proponernos a cambiarlas.

LA SANACION EMOCIONAL

Todos esos “erros” emocionales que llamamos “culpas” son imposibles de sanar si no nos permitimos perdonarnos. Es relativamente fácil resignarse y perdonar al otro, pero a veces es terriblemente difícil perdonarnos a nosotros mismos. La efusión de Energía de hoy, 11.11.2009 (11) justamente nos viene a reforzar ese aspecto: perdonarnos, y si se puede, envolver al mundo en un manto de perdón y perdonar a todos los otros junto con perdonarnos a nosotros mismos, porque nos guste o no, somos parte del mundo. Esa es la sanación emocional que se nos pide y para eso está llegando hoy esa Energía. La Energía del Perdón.

NO SOMOS PERFECTOS

¡Claro que no somos perfectos!. Justamente por eso estamos en este camino de la perfección. Y no hay culpa en ello, siempre que estemos trabajando en modificarlo. Distinto sería si estamos instalados en la pose de que como somos humanos, no somos perfectos y entonces, todo está permitido. ¿Será tan imposible aceptarnos como somos? ¿Será tan imposible aceptar a los demás como son?. Toda imperfección es pasible de ser perfeccionada. Hasta por ahí, es bueno tomar la conciencia de escuchar atentamente a quien nos dice “sos imperfecto en esto o en aquello”. En mi caso, bienvenida esa crítica o comentario, venga como venga, del nivel que venga y de la forma que venga. Me ha permitido crecer mucho y distanciarme hoy de quien era ayer, gracias a que escuché y analicé detenidamente esa llamada de atención.

Y así como lucho por aceptar esas imperfecciones y modificarlas, así lucho con mi propia mentalidad para que no se forme una culpa por ello, ni se crea menos por ello, ni se resienta por ello; simplemente lo tomo como un estímulo hacia el cambio, hacia la mejora, hacia la perfección. Lo tomo como un camino, mi camino.

Bienvenidas las piedras que me tira mi “enemigo” siendo que resulta mi mejor amigo al hacerme notar que si corrigiera esto o aquello, me acercaría un paso más hacia la perfección, hacia ser un ángel, hacia ser un dios en la Tierra. Bienvenidas las piedras, porque hoy ya sé cómo sacarles el jugo; por favor, tírenme piedras, que me encanta hacer jugo de ellas. Miro para atrás, y antes me dolía que me tiraran piedras; hoy pienso que al árbol que no tiene frutos, nadie le tira piedras. Y eso me dice “ladran, Sancho....”, no te detengas.

NO TE DETENGAS

Nunca te detengas. Sonríe, sigue caminando y no te detengas. La sonrisa te abrirá las puertas y la convicción te permitirá atravesarlas. Y estamos ante una Puerta, pero hay muchos que temen atravesarla. Porque tienen miedo, puede ser. Porque no se perdonan a sí mismos, puede ser. Porque no aceptan sanarse a sí mismos, puede ser. Hoy es el día. Por favor, no lo dejes pasar. Hoy es el día del Perdón; perdónate y perdona a tus compañeros de batalla. Al campo de batalla se lo conoce como “teatro de operaciones”. Eso es, estamos en una obra de teatro. ¿Has elegido el rol del canalla? Bien, sé el mejor de los canallas, pero perdónate. ¿Has elegido el rol del bueno?. Bien, sé el mejor de los buenos, pero no te sientas culpable y perdónate por jugar el rol de bueno. No te hagas “el bueno”, sé bueno. Pero seas lo que seas, busca ser el mejor en eso, no te detengas, y no te sientas culpable por los que sientes que quedan atrás. Porque tal vez esos que quedan atrás (según tu visión) simplemente están jugando a la perfección su rol de “atrasados” y no te des cuenta que ellos avanzan en otro sentido distinto al tuyo. Y que no sabes quien llegará primero a la meta, si la liebre o la tortuga.

LA CARRERA DE VELOCIDAD

La liebre desafió a la tortuga a competir en una carrera de velocidad, segura de que ganaría. Tan segura estaba, que le dio la mitad del recorrido de ventaja. La tortuga, sabiamente, agachó la cabeza y aceptó ese desafío imposible. En cuatro saltos, la liebre pasó a la tortuga y al llegar casi a la meta, miró para atrás y vio a la tortuga lentamente avanzando con torpeza. La liebre soltó una carcajada y viendo que se hallaba a un paso de la meta, decidió esperar a la tortuga para humillarla. Se sentó a un costado del camino, pero era tan lento el avance de la tortuga, que se aburrió y se quedó dormida. Fue un instante, nada más, al menos así le pareció a la liebre. Sacudió su cabeza para despertarse más rápidamente, y miró hacia donde venía la tortuga; la tortuga no estaba. Cuando giró la cabeza hacia el otro lado, hacia la meta fijada, vio con horror que la tortuga acababa de atravesarla. Así ganó la tortuga una carrera imposible. ¿Imposible?.

Sabemos quienes son los que la jugaron siempre de liebres, sabemos quienes la jugamos siempre de tortugas. Sabemos donde está la meta fijada. ¿Podríamos habernos decidido a jugarla de tortugas sin haber estado el desafío de las liebres?. Perdónate entonces por ser una tortuga y deja de creer que las liebres son más veloces.

¿ALGUNA VEZ HAS PENSADO EN QUE TAL VEZ SEAS “RETROGRADO”?

Cuando la Tierra gira en sentido a acercarse a otro planeta, se dice que ese planeta está “directo”. Cuando la Tierra sigue girando en el mismo sentido que el planeta, pero dejándolo atrás, se dice que ese planeta “se ha puesto retrógrado”, como si se alejara de la Tierra. La mayoría de las personas posee uno o más planetas retrógrados en su Carta Natal, tal como se encontraban en el momento en que nació. ¿Y qué significa eso?

Desde la antigüedad se consideró que tales personas tenían cierta “dificultad” en encarar los asuntos cotidianos de su vida, como que les “faltaba energía”, como que eran más débiles que las que tenían todos sus planetas directos. Como que jugaban para el equipo de las “tortugas”.

Sin embargo, gracias a que la Astrología tuvo una hija llamada “Psicología”, hoy la Psicología (Jungiana, por supuesto) ha enriquecido a su madre con nuevos conceptos. Hoy se sabe que esas “tortugas”, menos impetuosas, menos decididas, menos ejecutivas... son mucho más “rápidas” en el sentido espiritual, interior, inconciente.

Entonces, si te sientes una tortuga, no te menosprecies frente a las liebres, porque todos estamos hechos de la misma Esencia y tenemos distintos potenciales, pero si hacemos un balance en todos los aspectos, cualquiera de nosotros puede ser mendigo si quiere o rey si lo desea. Basta con elegir el terreno adecuado. Entonces, amig@, por favor, perdónate. Por favor... aprende a conocerte. No te culpes por sentirte un elegid@. No te culpes por sentirte un “retrógrado”. No te culpes, sólo acéptate y perdónate. Y perdóname a mí. Y perdona a todos los otros.

EL PERDON COMO PASAPORTE

¿Recuerdas ese momento en que alguien te ofendió?. ¿Lo recuerdas claramente?. ¿Puedes hacerlo presente como si fuera hace un momento?. Bien, te felicito si lo logras. Pero estás rindiendo culto a un becerro de oro. Porque ese dios que te lastima, no existe. Nadie te ofendió. Nadie puede ofenderte. Solamente vos mism@ tienes el poder de sentirte ofendido, o mejor dicho, de ceder el poder a otro para que “te ofenda”. Y probablemente, lo hayas culpado de eso, pero también probablemente te hayas sentido culpable de hacerlo culpable. Y así la cadena de estupideces que cometemos todos los días. ¡Basta, por favor!. Basta de culpar y hacerte culpable. La libertad de aliviarte de ese peso se llama “perdón”.

Y ya que estamos hablando de “perdonar”, por favor, tomemos nota que perdonar es también otra estupidez humana hija de su madre “culpa”. Si no hubiera “culpa” no habría necesidad de “perdonar”. Y tal vez te cueste “perdonar” y “perdonarte” porque no has reflexionado que la “culpa” no existe, es solamente un concepto subjetivo, una creencia. Los animales, que son más inteligentes que nosotros los humanos, no sienten culpa. Claro, porque los animales “no creen”, saben o no saben. Nosotros, sí, porque somos los “elegidos” de la madre Naturaleza.

Entonces, para finalizar, emplea esta Energía para sanarte, para “perdonarte” si te sientes “culpable” aunque eso solamente sea una creencia, un fantasma que debilita al ser por su exigencia de energía. Y también puedes sanarte, “perdonando” a quien “te ofendió”. Deja de rebajarte, deja las estupideces a un lado, y comienza a sentirte un ángel. Y luego que te sientas un ángel, comprenderás que sos más que un ángel, porque tienes la gloria del libre albedrío. Aunque tal vez, hasta hoy, no hayas sabido utilizarlo correctamente. Hasta hoy, porque hoy es el Día del Perdón. Pero si la culpa no existe, entonces perdonar tampoco... Bueno, comprendiste mi pensamiento, entonces, a ver si estás de acuerdo, al día de hoy podríamos llamarlo... ¿el Día del Amor?.

Con amor. Emilio.





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