miércoles, 25 de noviembre de 2009

TIP-TOP

SERIE COPAHUE 2. CUENTO N° 3.

Emilio – emigalla2000@yahoo.com.ar

Tip-top… tap-tip… tip-tip… tap-top… Me pregunté: ¿Tiene melodía?… Sí, la tiene. ¿Tiene armónicas?… mmmmmm…no demasiadas. ¿Y la cadencia? Parece constante. ¿Y los tonos? Bueno, tal vez sólo frecuencias repetitivas y aleatorias… ¿Y la reberberancia? Acusada, dado que la superficie del agua quieta de la pileta parece resonar formando olitas que se acercan a hacerme cosquillitas en el cuello, y las paredes del gabinete, así como el techo son superficies duras, lo que magnifica y resalta el sonido sirviendo de cámara de resonancia. Me mantuve absolutamente quieto y en silencio, escuchando atentamente: tip-tap… top-tap… tip-top…

“Te faltó analizar el ritmo… que es impecable, no vas a poder negarlo” pareció decir alguien.

“¿…….? Bueno, parece que el baño ferruginoso me está haciendo mal, o bien es la canilla, la que habla.” me dije en voz baja.

“No, el baño ferruginoso nunca puede hacerte mal excepto que tengas presión anormal. Si tenés presión alta, te la baja; si sos de presión baja, te la levanta… o salvo que no hayas respetado las tres horas de intervalo recomendadas entre un baño y el otro…” volvió a escucharse en la salita.

“Entonces, es la canilla la que habla…” dije, en abierta provocación a que mi interlocutor se identificase.

“Vamos…! Vos sabés que las canillas no hablan” dijo la voz, sin entrar en el juego.

“Y entonces… ¿quién sos?” no pude esperar a preguntar.

“Tip-top… tip-tip…” fue la respuesta.

“Ah… sos la gotita, y por lo que veo, traviesa… alegre y juguetona” dije yo.

“En efecto… tap-tip… top-top… soy yo” dijo ella.

“Mirá vos… siempre que veo gotear una canilla, lo primero que hago es cerrarla. Pero esta vez, no sé, lo pasé por alto. Será que estoy de vacaciones… y eso me pone desatento” le respondí.

“O que te dejaste cautivar por mi melodía…” dijo la gotita.

“No… vamos, no te agrandes. Sin embargo… es cierto, tu melodía cautiva” le contesté.

En realidad, en mis tiempos de investigación sobre el control mental, aprendimos a entrar en estado Alpha por medio del conteo, a veces por medio de colores, de sonidos… y aún, a propositalmente tergiversando mentalmente los ruidos que nos quieren “sacar” de nivel, programándonos nosotros mismos para que cada ruido nos hundiera más profundamente en el trance.

El tip-top tal vez me había inconscientemente guiado hacia la emisión de ondas Alpha, estado en el que aparecen vívidas realidades que no pueden vislumbrarse desde la vigilia consciente.

“Y vos… decime… ¿vos tenés melodía?” preguntó abiertamente la gotita tip-top.

“¿…….? La verdad…. No sé… nunca me lo pregunté… tampoco nunca me lo dijeron… es una pregunta tan… tan... no sé, me dejaste sin respuesta…” atine a decir.

“Caramba… el señor sí puede ponerse a analizar a los demás, pero se desconoce a sí mismo…” replicó irónicamente la gotita, en adelante Tip-top, o abreviadamente, TT.

“………..” (no supe si era mejor contestarle o no, y al final, decidí mantenerme callado).

“A ver, mi amigo curista (en Copahue al turista que se viene a curar, le llaman “curista” o sea, abreviadamente - cur-ista -)… vamos a repetir tu análisis hacia mí, pero esta vez, con vos; ¿tengo derecho o no?” dijo TT.

“Bueno… no sé… supongo que sí, que ahora te toca a vos…” apenas ensayé a decir.

“Ah, claro… ahora la difícil soy yo… no vas a lograr que sienta culpa; te pregunto: melodía no sabés si tenés, pero… ¿tenés armónicas?” dijo TT.

“¿Armónicas? Nunca supe que una persona tuviera armónicas… pero bueno, si consideramos que las armónicas son frecuencias múltiples de la original… sí, creo que sí. Supongo que el aura vibra en las armónicas de la fundamental que genera la materia, cuando piensa, cuando actúa, cuando siente…” alcancé a reponerme, dado que estábamos entrando en el terreno de la Física y la Metafísica, y ése es uno de mis fuertes.

“Bien; a ver: ¿melodía…? no sabe/no contesta; ¿armónicas?, cree que sí… y cadencia… a ver... ¿Tenés cadencia?” siguió imperturbable la interrogación de la gotita TT.

“En qué brete me has metido, gotita… creo que sí, que tengo cadencia. Porque sin duda, todo organismo vivo la tiene. De hecho, de no tenerla, se apartaría de resonar con la energía cósmica y eso equivaldría a la muerte. Y automáticamente dejaría de ser un organismo vivo” dije yo.

“Y tonos… ¿tenés tonos?” siguió punzándome la gotita TT.

“Digamos que los tonos son frecuencias particulares que se suman a la frecuencia fundamental natural… según la Física; podría decirse que representan “cambios de humor” de la frecuencia origen, de la esencial. Si nos basamos en ese parámetro físico, sí, tengo tonos… muchas veces cambio de humor, no siempre tengo “cara de fierro” como decía un tío mío, mecánico él” respondí.

“¿Y qué podés decirme acerca de tu ritmo…?” siguió preguntándome.

“Mi ritmo… mi ritmo no es constante; tengo altibajos, como cualquier persona. A veces me exalto, otras me retraigo, a veces empujo hacia delante con todo y de repente me doy cuenta de que habría sido mejor hacerlo paso a paso…” dije reconociendo en parte mi discontinuidad.

“Bien, bien… las personas no siempre tienen el mismo ritmo, es cierto, eso es parte de su naturaleza voluble… ¿y tenés reberberancia?” preguntó TT.

“Mi amiga… la reberberancia depende del eco que genere el espacio que rodea al objeto que está originando la vibración. Yo no tengo reberberancia, pero sí me sirvo de ella para realizar cambios en mi vida personal y laboral” le contesté.

“¿Y qué sería la reberberancia en tu caso personal?” dijo TT. Había cambiado el tono de la conversación; ahora, más que un desafío o un contraataque se asemejaba más a un diálogo de los que estoy acostumbrado a mantener con mis alumnos. Logré llevarla de a poco a que entrara en mi terreno…

“Bueno, la reberberancia en mi caso, sería la manera en que los demás reaccionan a mi vibración” dije académicamente.

“¿Y cómo reaccionan los demás a tu vibrar?” preguntó TT. Si no hubiese sido sólo una gotita, hubiera jurado que se estaba sonriendo…

“Bueno… eeeehhhh… a veces bien; a veces no tan bien… depende…” ¡Caray, esta gotita pícara , me volvió a encerrar!...

“Ajá –dijo TT- así que a veces no tan bien…”.

“Y sí… a veces no les gusta como soy o como me muestro; no siempre se puede quedar bien con todos, siempre hay alguien que no es del todo compatible con uno y no le cae bien… que le diga lo que yo veo en él, por ejemplo, y lo haga con esa manera mía, tan directamente…” me defendí.

“Bueno, está bien, supongamos que tenés razón… pero decime: ¿porqué siempre cerrás las canillas que gotean?” preguntó TT.

“Lo hago porque la monotonía de su goteo me molesta, o me distrae de lo que necesita mi concentración, o también porque considero que no hay que malgastar los recursos… nunca me puse a pensar exactamente porqué” dije.

“¿Y porqué no cerraste la canilla de la que surjo ahora?” preguntó TT.

“No se… pero sí sé que me atrajo la variedad de tus tonos, digamos, tu melodía…” reconocí.

“Bien… pero entonces, concordemos que vos así pasaste a ser una porción de mi espacio receptor, y por lo tanto parte de la reberberancia…” dijo ella, haciéndome sentir un poco inquieto porque no me daba cuenta adonde quería llegar.

“Bueno… en parte sí, y en parte no” dije, tratando de no comprometerme y de paso, de ganar tiempo.

“¿Sí o no?” volvió a preguntar. Esta gotita se las trae; no es una gotita cualquiera top-top-top… me dije.

“Y… sí” contesté.

“Bien. Entonces, sos parte de la reberberancia que me rodea, y no te debo haber disgustado porque de haberlo hecho, habrías cerrado la canilla… ¿es así?” dijo TT.

“Sí, puede decirse que así es… pero ¿adonde querés llegar?” le pregunté inquieto, porque me estaba llevando como vaca al matadero.

“Amigo… tal vez me entiendas si te digo que si en vez de comportarte como top-top-top, te comportaras como tip-tap, tap-top, tip-top… podrías hacer jugar la reberberancia a tu favor y mejorar el efecto en el medio que te rodea… ¿no?” dijo la gotita, haciendo un breve intervalo en su tip-top.

“Sí, creo que te voy entendiendo… es un poco una enseñanza, otro poco un tirón de orejas, otro poquito un pellizcón para que despierte… y, no voy a negarlo, una sutil crítica constructiva que puede servirme de pauta para el cambio, lo que te agradezco, amiga Tip-top…” dije.

“Aaahhh… ¿ya me bautizaste?” dijo ella.

“Sí, tengo esa mala costumbre, según me ha dicho mi “reberberancia”… pero ha sido cariñosamente. Al darte un nombre, te he incorporado a mi vida, y así me será muy difícil olvidarte” le expliqué.

“Bueno… ¿amigos entonces?” preguntó.

“Sí, cómo no… amigos, por supuesto; y además, gracias…” le contesté.

“Muy bien, de nada… tal vez ahora sí puedas llegar a saber si tienes melodía…” dijo TT.

“Su tiempo, señor…” indicó la asistente.

“Gracias. Ya salgo…” contesté.

Me relajé en la sala de reposo, y al recuperarme, ya vestido, pasé por la puerta del gabinete y traté de escuchar a ver si volvía a oir la melodía de Tip-top. Pero no. Sólo silencio. Sería que alguien había cerrado la canilla… o que tal vez, mi amiga Tip-top se había manifestado sólo para mí.

O quizás, la naturaleza me esté hablando tan claramente, porque nota que yo busco desesperadamente entrar en comunión con ella. O puede que tan sólo haya sido una travesura de mi mente. O que en estado Alpha, nos adentramos en otro mundo, en otra dimensión… y allí las cosas tengan otro color, otra melodía mucho más hermosa que en ésta.

En definitiva, esta dimensión es la reberberancia de nuestra conducta humana, así que supongo que siendo nuestra conducta como es, no podemos esperar mucho de ella. Y lamentablemente, por eso, tampoco podemos pretender tener el justo derecho a quejarnos… así al menos pienso que concordaría conmigo, mi nueva amiga Tip-top.

Emilio

Baño Ferruginoso, marzo del 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario