El 21 de diciembre es el día del solsticio de invierno, el día en el que los antepasados nórdicos festejaban que terminaba la época más oscura del año y volvía la luz haciendo los días más largos. Ellos iluminaban los árboles, he aquí el origen del árbol de Navidad y su día era el 21 de diciembre.
Retomamos esa costumbre.
Este año no sólo festejaremos que termina la noche más larga del año, sino la época más oscura de la humanidad, el mundo del miedo y la culpa, el oscuro mundo cruel en el que contaba más tener que ser, el mundo del hambre, la guerra y el egoísmo.
Muchas profecías nos anunciaron el fin de este mundo. Se le conoce como el “Apocalipsis”, palabra que significa: “Revelación”. Pero como todavía estamos en el viejo mundo esta palabra nos ha llegado sin su significado, se ha entendido como una amenaza y no como una liberación del mundo del engaño, nos hemos relacionado con ella como siempre, desde el miedo y la paranoia proyectando en ella la destrucción de nuestro ambiente de vida, reducidos al temor de llegar al fin de nuestros días y de todo lo que amamos.
Sin embargo es el caso opuesto el que se nos presenta: se caerán los velos que nos ocultan la verdad y reconoceremos qué simple es nuestro amanecer. En realidad lo que todos ya sabíamos: la dulzura del amor, la comprensión, el respeto a todos por igual, que hay suficiente para todos, que la vida es sagrada….
Nada nuevo bajo el sol de la nueva mañana.
Quizás por eso no hay absolutamente nada escrito sobre el nuevo tiempo.
Nada nos obliga ni determina: somos libres de escribir la nueva historia de la humanidad, pero ésta será la historia de cada uno.
El nuevo tiempo es individual y cada uno irá manifestando su nueva realidad.
Muchos ya han comenzado a sentirlo y disfrutan ya de la transparencia de lo que ocurre, y de la nueva facilidad de la conciencia que ya no actúa por miedo o culpa, sino por amor. Es sentirse liviano, saber que ya se tiene bastante y que se puede aligerar aún más el equipaje.
Ambos mundos conviven hoy en la Madre Tierra caminando hacia esta fecha maravillosa con sentimientos encontrados.
Muchos de nosotros estamos balanceándonos con un pie en cada uno de estos mundos, tratando de crear puentes de comprensión y alivio.
¿Nuestra tarea? Limpiar hasta lo más profundo de nuestro ser el bagaje de miedo, inseguridad y sentimientos de culpa, ayudar a limpiar a nuestro alrededor la vista turbia que sólo ve en la Tierra un lugar de explotación, ayudar a comprender y amar la belleza de todo lo que existe y comparte el aire con nosotros. El Aire: el Aliento de Dios que ha dado un Alma a todos los Seres.
Preparar la fiesta, la Celebración de la Luz: iluminaremos los árboles, los jardines y los caminos con velas, antorchas y fuegos, haremos círculos, ruedas, corazones y estrellas de luz viva, haremos que la Madre Tierra reluzca como la estrella que ella es en su interior, su Luz maravillosa resplandecerá en el universo anunciando a todo el Cosmos que el Planeta Azul ha resucitado a la Luz y ha salido de la sombra.
Bailaremos alrededor del Fuego, haremos música, cantaremos, beberemos y comeremos en honor a Nuestra Madre la Tierra y todos sus Hijos, y la Fiesta será limpia y sagrada. Ofreceremos un plato con un trozo de todos los manjares y una copa con la mejor bebida a la Tierra para dar las gracias por habernos soportado y alimentado todo este tiempo, y quemaremos inciensos y hierbas aromáticas para agradecer a Dios y al Gran Espíritu la guía y protección que nos ha llevado a este día.
Y sabremos celebrar. Así como sabremos solucionar los problemas de forma fácil y limpia de ahora en adelante.
Porque de ahora en adelante nos enfrentaremos con los problemas uno por uno, y encontraremos la solución individual para cada caso. De a poco. Lentamente.
De ahora en adelante tendremos tiempo para todo.
De a UNO.
¡Que lo disfruten, ustedes se lo merecen!
¡El Tiempo del Amor y la Luz ya ha llegado!
¡Festejen el 21.12.2012 el Regreso de la LUZ!
Alicia Hamm
panterraphoto@yahoo.de
http://www.aliciahamm.net
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