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Mirad como el universo entero se regocija, hija mía
Con cada nacimiento de tu vientre,
Mira como hoy la tolerancia es niña que brilla en el nuevo reino,
Así ha de ser cada Pilar, da nuevo sentido a la nueva tierra y en vosotros resuena con voz poderosa la voz de vuestro Padre que alaba la entrega generosa de sus hijos.
Vosotros sois y os habéis abandonado en las manos de vuestro Dios,
Señor Mío y Dios Mío, suplicaba ante el dolor la madre,
Y vuestro Dios tendía su mano mientras descendían ante ti sus ángeles,
Ángeles del nuevo reino que señalarán los rumbos de los pies de sus mensajeros, que se apoyarán en las huellas del germen del Altísimo quién caminará seguro junto a su padre y el amor hará crecer el amor en todas partes.
Hijos míos el nuevo tiempo está naciendo, es vuestra respuesta la que hace nueva todas las cosas pues sois chispa divina, célula de Dios, centro de vida eterna que late en vuestro corazón que es el corazón de vuestro Padre, desde ese centro amados hijos se expandirá el amor hacia vuestro entorno todos aquellos que a vosotros llegue con un corazón noble y generoso, será rodeado por el plasma del amor, y aquellos que estén fríos sentirán el calor que movilizará su interior, los tibios aumentarán su fuego y los que ya arden en el amor de vuestro Dios formarán hoguera abrasadora purificando el nuevo tiempo, el tiempo del amor y estáis insertos en el mundo, allí es donde os quiero Yo, con vuestros pies sujetos a la tierra, donde se debe florecer y dar frutos eternos, frutos verdaderos, que vuestro espíritu vuele libremente pues os he dado alas para volar, por las altas cumbres de la verdad.
Pero manteneos hijos míos mirando siempre dentro de vuestro corazón, pues es allí donde vuestro Padre os dirigirá su voz, desde allí escucharán mi corazón pues el vuestro late ya al mismo ritmo del de vuestro Padre
YO SOY
YO ESTOY
Es en el estar donde se forja el nuevo mundo, no en la ausencia ni en la distancia, vuestros hermanos están en el mundo, inmersos en una tristeza que agobia y esclaviza en el dolor y ha muerto hace tiempo ya lo que hoy nació de tu vientre hija mía, la tolerancia, la que hace posible que aún en vuestras diferencias encontréis sendas de comprensión y de verdad, entonces quien no tolera a su par, a quien ha sido elegido igual que a vosotros para anunciar el amor, como ha de tolerar a aquellos que aún no conciben un mundo diferente.
Dime hija mía, ¿Ves que fuerte es ahora este nuevo tiempo que va naciendo de mi dolor que es tu dolor? Desde allí desde vuestro ser, desde vuestro sí, el mundo y el reino tienen nuevo color, ya tiene nombre y vive en medio vuestro.
Por amor he formado al mundo, por amor he dado a mi hijo para vuestra salvación y por amor hoy nace el nuevo reino del amor, por amor vuestro Padre os habla cada momento de vuestras vidas, sed pues mis testigos, proclamad a todos la buena nueva del amor de Dios, proclamad que son Yo mismo, que sois Dios.
Deseamos Padre Amado entregarte todo nuestro ser, Padre te amamos enteramente y nos abrazamos a tu amor.
Hija mía mis brazos están siempre rodeando a mis hijos, mucho tiempo han estado extendidos pero no hubo respuesta, pues no había comprensión, debía abrirse nuevamente la alianza del amor, para que vosotros habléis a mis hijos en un lenguaje que pudieran comprender, pues las lenguas se han mezclado y no me comprenden, vuestro mensaje ha de ser sencillo y claro y una sola palabra ha de proclamarse a viva voz, nuestro Padre nos AMA y no desea nuestro dolor ni nuestra angustia, tampoco la desesperanza, desea solo vuestro Padre que recuperéis vuestra verdadera identidad, la de hijos del Altísimo. En la tierra cada uno de vosotros tiene un nombre pero todos lleváis el mismo nombre, DIOS.
Mirad hijos míos, cada partícula vuestra, cada diminuta célula, SOY YO, y sin embargo vosotros sois, en nada os quito vuestra individualidad, pues he forjado a cada uno de vosotros semejantes a Mí, y al mismo tiempo diferentes entre vosotros, dotados de inteligencia y voluntad para continuar con la obra de la creación, co-creadores con vuestro Padre, y co-Redentores con vuestro hermano, habéis de completar ambas cosas, la creación que nunca fue completada, fue hecha la parte de Dios y a los hombres la parte de los hombres, solo se les dijo dos palabras en el momento del hombre Justicia y Amor , y esas dos palabras las lleváis todos inscritas en vuestra alma, es lo que los hombres llaman conciencia moral.
Hijos míos de ella ninguno está exento, pues en ella hablo yo, y co-redención con vuestro hermano mi hijo. Debéis completar la que falta a su pasión por cada obra que realizáis completando a su pasión, un ángel es devuelto al Trono de Dios, pues hay muchos que perdieron el rumbo, unos vagan por la tierra, y son los que vienen a vosotros, pero otros vagan en el plano espiritual sin poder encontrar de nuevo la esencia de Dios, pues cada uno de vosotros mis guerreros cuando aceptáis con altura y entrega el más mínimo dolor eleváis a uno de esos hermanos a la corte de Dios.
Hijo mío, guerrero mío, hoy tu Padre compartirá contigo, algo que sé te gustará, el hombre en la tierra en un tiempo decidió que me amaba, pero su amor era viejo y desgastado, mis maestros se habían posicionado ya en sus tronos y mis servidores, eran sordos a mi voz, entonces un día busque un alma y me hice un amigo y un hermano, así llegó a la tierra Francisco y fue mi juglar, el que llenó mis anhelos y colmó de alegría a tu Padre, Francisco fue hijo predilecto, mi amigo más fiel y se que él te ama sin igual, pues me lo ha dicho, debes saberlo hijo mío, vuestro Dios no hace nada al azar, nada es porque sí, no soy un Padre caprichoso, soy un Padre que vive del amor, no soy un padre esquivo ni vivo escondido, estoy en cada una de las partículas de vuestro ser.
Hoy Francisco vive en la tierra en el corazón de tantos hermanos como tu, que una vez hicieron de su corazón el propio y desde toda tu existencia has seguido sus pasos, Yo tu Padre, hoy te regalo el saber que eres de la misma estirpe de Francisco, tu hermano, así como tu eres Yo y yo soy tu, hijo mío, tu eres Francisco, por eso vistes sus ropas que son las de la humildad, y por eso has sentido dentro de tu corazón, el desprendimiento, por eso amado hijo has aceptado el dolor, y has sufrido en silencio, por eso hijo mío conoces el hambre, y no necesitas de pan, pues te alimentas como él, del amor.
Pedro te he llamado, porque eres mi roca, la base del nuevo reino, pero en tu corazón, eres Francisco, el guerrero del amor, y has mirado con los ojos del corazón como tu esposa siempre lo hizo, vosotros sois capaces de ver, lo que es invisible a los ojos humanos, pues miráis con los ojos del alma, que solo saben de belleza, y no de bajezas humanas, que solo saben ver la luz y no las tinieblas, que saben distinguir donde está la pureza y la sencillez, pues de eso es lo que el hombre está sediento de personas que les hagan descubrir su verdadera identidad y su belleza interior, pues el mundo les ha mostrado una imagen equivocada de vuestro Padre, me han anunciado mal.
Vosotros sabéis cual es mi verdad, y me habéis tocado el corazón, sed pues mis hijos, que me muestren tal como SOY, no superior, ni distante, no soy juez que espera amenazante para daros continuo castigo.
Pues si os castigara continuamente que clase de amor es el que os doy, que me hace diferente a la mezquindad del hombre. Si os amo entrañablemente, no os castigaría jamás.
Sí hay silencio de Dios,
Sí hay ausencia de Dios,
Sí hay dolor de Dios, el que tu esposa siente en cada parto, pero son necesarios para que florezca el amor.
El amor y el dolor son una misma cosa, si practicáis el amor el dolor disminuye y casi no lo sentiréis, pero si practicáis el temor, entonces el dolor se apodera de vosotros y os sumís en la desesperanza, pero aún así, para el dolor que vosotros mismos fabricáis, pues no es tu Padre quién lo produce. Os he puesto a vuestros hermanos para que unidos alivien juntos su dolor.
Un día tu hija mía me dijiste al tenerme dentro tuyo en la eucaristía, “Padre como me gustaría abrazarte “, y cuando saliste de la parroquia, una mendiga estaba sentada en la puerta te acercaste y la saludaste, luego le dijiste que Dios te bendiga y le distes un beso.
Hija mía esa mendiga era yo, y si me abrazaste, cuando te sea leído esto, sabrás que lo lograste, si me abrazaste.
El amor siempre es el escudo de los fuertes, no es su fuerza física, lo que hace que las batallas sean ganadas, cuando se libran por el amor y es el alimento de los débiles, para lograr el escudo de Dios.
El amor hijo mío es aquello que te eleva a los planos superiores, no aquel amor que adula y te dice, vales porque aún eres fuerte, vales porque tienes, vales porque haces. No hijo mío tu vales simplemente porque eres Yo, eres Dios, en eso radica tu valor y en él me complazco, cada día de tu existencia, eres valioso a los ojos de tu Padre, Dios.
Así sea.
Grande sea tu corazón para amar,
Grande sea vuestra vida para servir,
Grande sea vuestra vida para entregaros,
Grande sea vuestra alma para albergar a tantas almas que no tienen donde ir
Pues grande sois a los ojos de Dios.
Amén.
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