De: Juliet Loaiza
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28 de Enero 2010
En la perspectiva de la luz muchas cosas se pueden encontrar y aunque todos provenimos de la misma esencia, no todos estamos para desempeñar las mismas funciones.
Sí soy yo, tu Maestro y me siento tan feliz como tu, pero sigamos, la verdadera esencia está en la variedad de funciones que cada ser puede desempeñar y así como te lo explicaban, hay quienes sientan bases y abren caminos para que otros aligeren sus cargas; hay quienes lideran con la luz y Amor en sus corazones lejos de la vanidad que produce el ego espiritual y hay quienes irradian la luz recibida como cristales puros.
Todos son importantes y esas son sólo algunas de las funciones, es por ello que no deben desesperarse porque un hermano realiza tal o cual cosa y que ustedes no puedan hacerlo. Ustedes no saben en qué momento serán necesarios sus dones y lo más importante ahora es elevar su propia vibración, para que ellos (sus dones) vayan apareciendo en la vida de cada uno.
Ninguno está en el planeta por la casualidad de la natalidad humana, todos están aquí para florecer como las grandes almas que son, lo demás es efímero, pasajero, como una obra de teatro que al terminar se regresa a la realidad; la diferencia es que la realidad para ustedes mis queridos hijos, es la presencia inmaterial pero constante de la luz en sus vidas y está ahí como un bombillito intermitente que les recuerda lo que vinieron a hacer y no se pierdan en la futilidad y la banalidad que ofrece la dualidad y que por más llamativa que sea no es la realidad de sus vidas, es sólo parte del proceso de aprendizaje pero en un momento tiene que terminar para que ustedes puedan ascender y vibrar en planos mayores.
Les esperamos con el ansía del amanecer tras una noche muy larga y muy oscura; les hablo con el Amor y la fuerza de la luz, Yo Soy su Maestro y me despido dejándoles mi Amor.
Juliet Loaiza
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