viernes, 9 de octubre de 2009

Los vientos del cambio

Por Maria Cecilia Teixeira

8/Oct./2009

Avanzo en mi relato de viaje, sin mucha convicción. Dudo que tanta información sobre las cosas que me pasaron durante el último mes, pueda ser de ayuda para alguien. Desde que empecé a divulgar mis canalizaciones por Internet, algunas personas que no conozco, me han escrito, dándome entusiasmadas bienvenidas a sus vidas. De corazón les agradezco. Pero mucho me temo que pienso exactamente como Toni, que escribió a Alexiis por ocasión de su rotura con Sergio/Aztón: “Lo que realmente importa es el Amor.” Dos personas queridas, que de repente, decidieron seguir sus vidas de modo independiente. Y con eso, me han hecho pensar mucho sobre la privacidad, el anonimato y mi propia forma de ser y de hacer las cosas.

Suelo pensar que justamente por estar fuera de la Mente Colectiva, puedo elegirme un pantalón sin marca, absteniéndome de elegir uno de la marca “X”, solo porque para estar “in” (por dentro) tengo que usar esa grife. Y de nuevo citando a Toni: “no importa el mensajero, sino el mensaje”. Tampoco importa si el mensaje es del Maestro “X” o “Y”. En ese sentido, Lady Nada reafirma que “Nadie es mejor do que nadie”. Y “el viaje de cada uno es lo que realmente importa”.

Todo eso para deciros que he decidido no escribir el “libro” que pretendía, sobre las cosas que me han pasado en mi viaje a Brasil: las sincronicidades; el retorno de la “hija pródiga” (que no ha podido ser soportado por mi hermana menor); la lucha contra viento y marea para llegar a Carmo da Cachoeira, sur de Minas Gerais, en el 9.9.9; el hecho de que no logramos atingir la masa crítica en el 9.9.9; el sentimiento de desconexión; ser “salvada” por dejarme guiar por la Luz, con plena confianza. En fin, material para diez libros. Pero prefiero, sinceramente, seguir trabajando locamente para materializar “ese mundito bien mejor” que llevo en mi interior.

Que no se equivoquen. Nunca tuve miedo a nada. Y menos de escribir sobre mis experiencias. Pero valoro mucho a mi libertad para mantener, o no, mi vida a salvo de miradas indiscretas, o de juicios de valor. Y mientras vivimos la ilusión de estar separados de la Fuente, desconociendo las relaciones sociales amorosas y compasivas, prefiero el camino de la impersonalidad. Así que para ser absolutamente fiel a mi misma, todo lo que me toque canalizar, estoy abierta y esperando con todo mi amor. Y eso será divulgado por Internet. Pero lo que se refiere a mi vida, y a las personas que forman parte de ella, prefiero evitar esos largos relatos, que en mi entender, no satisfacen al propósito de ayudar a la gente.

Así que aprovecho para contestar a una de mis nuevas amigas, que me escribió un e-mail, diciendo “¡Qué afortunada eres! ¡Que suerte tienes!” A esa persona, me gustaría decir que ¡de suerte, nada! Todo lo que me pasa es fruto de un arduo trabajo interior, que perdura por un montón de años. Y que es hecho diligentemente a cada día, o a cada minuto de cada día. Consiste en vigilar los pensamientos, hacer el bien sin mirar a quién, suplantar los obstáculos que encuentro en su camino, con una sonrisa. Es enseñar a cada uno que cruza en su camino, que un mundo bien mejor es posible. Es descubrir lo que cada uno tiene de mejor, e incentivarles a que enseñen su mejor lado siempre. Es no juzgar. Es estar centrada y consciente a cada instante. Reconocer el valor de lo que tiene valor y no perderse en cosas menores.

Todos los maestros suelen decir todo eso. Pero en la práctica, es muy fácil obtener Conocimiento. Muy difícil es integrarlo y SER ese Conocimiento. Seguiré con mi trabajo, incansablemente, y siempre disponible para los Seres de Luz, buscando la total fusión con mi Yo Superior. Y dejándome guiar siempre por la Luz. Estoy segura de que así seré de mayor utilidad a todos mis hermanos. En Amor y Luz,

Cecilia

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

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