De: Emilio
31 de octubre, 2009
A veces uno piensa que no puede perdonar. Se dice: “no, eso no lo puedo dejar pasar. Perdería el respeto por mí mismo si lo pasara por alto. Hay cosas que no se pueden perdonar...”. Otras veces, uno se dice: “está bien, perdono...”. Pero en su centro, no perdona.
¿COMO SABER SI SE HA PERDONADO O NO?
Es sencillo. Si recuerdas el hecho, o a la persona, y te sientes mal... o te sientes triste, o te embarga un dolor asociado con el recuerdo, entonces has dicho que has perdonado, pero no lo has hecho. Si en cambio, algo que pasa te trae recuerdos de la persona o del hecho, y de repente te encuentras sonriendo, o tan sólo en paz... si no hay dolor... si no sientes que nada se estruja adentro de vos mismo/a sino que lo recuerdas como si hubieras visto una película... como si lo hubieras soñado, entonces sí, has perdonado.
Si te es posible navegar por el recuerdo, por la situación, y puedes ver a la otra persona objetivamente, si puedes colocarte en tu lugar y en su lugar... y no sientes angustia ni rencor, entonces en verdad has perdonado.
¿LA FALTA DE PERDÓN... SERÁ IGNORANCIA?
Me refiero a desconocimiento, a ignorar un tema, al no saber ubicar la situación en el contexto. Por ejemplo: vamos a imaginarnos que llegas un día a tu casa de vuelta del trabajo y te encuentras con que tu vecino, está tirando abajo una pared de tu casa. ¿Qué sentirías?. Lo normal sería alarma, irritación, indignación, enojo, sorpresa... ¿Y qué harías?. Lo que haría cualquier persona promedio sería enfurecerse y reaccionar contra el vecino que está tirando abajo su pared y correr a detenerlo. ¿Sería normal esto? ¿Estaría correcto enojarse?. Depende, sí y no.
Sí, en el caso de que la intención de tu vecino fuera el hacerte daño o hacerle daño a tu propiedad. Tendrías el derecho de defenderla. Si en ese caso fueras a saludarlo con una sonrisa y a darle una mano, como buen vecino... entonces creo que necesitas terapia, y de la gruesa. Pero imaginemos que hay algo que desconoces, que no recuerdas. Que hay algo que ignoras...
EL CONTRATO PREVIO
¿Qué pasaría si en tu carrera hacia bajar a tu vecino de tu pared a fuerza de palos... de pronto recordaras que ayer habías hablado con él sobre el tema y le habías propuesto que si demolía esa pared, así podías construir una reforma, le darías unos pesos y le quedarías muy agradecido?. Aaaahhhh.... entonces te frenarías en seco, y te acercarías a preguntarle cómo va todo, y si necesita algo, como otra herramienta o tu ayuda personal para que termine más rápido, con una sonrisa de satisfacción y de reconocimiento hacia su tarea.
¿Y no es la misma acción? ¿Acaso no está derribando tu pared? Bueno, dirías, pero es que yo se lo propuse porque me era necesario, dado que yo no podía hacerlo porque debo ir a trabajar. Claro, porque ahora conoces el previo acuerdo... pero si no lo recordabas, lo más probable es que ya el pobre hombre estuviera camino al hospital.
Bien, a ver si me vas siguiendo. En el primer movimiento querías hacerlo añicos; en el segundo, luego que recordaste, sentiste alivio y a la vez, alegría de ver que tu vecino estaba cumpliendo su promesa. Digamos que en el camino... “lo perdonaste” porque él solamente estaba cumpliendo el contrato. Y el perdonar trajo alivio y alegría.
NO HACE FALTA ESFORZARSE EN PERDONAR
Claro. No hace falta que hagas todo un esfuerzo en perdonar. Solamente debes hacer un pequeño esfuerzo en comprender. Comprender es más fácil que perdonar, y al comprender, automáticamente has perdonado. Porque ahora sabes el porqué.
Si pudiéramos saber que previamente (no es casualidad que ESA persona esté jugando un rol que detestas y rechazas) habíamos hecho un “contrato” o habíamos “planeado con anticipación” el hecho, sería más fácil comprender y por lo tanto, ni sería necesario perdonar. No existiría la culpa ni el perdón; no haría falta el juicio ni la condena. ¿O acaso piensas que hay de todas esas cosas del otro lado del Velo?.
NO PERDONAS LO QUE NO COMPRENDES
Y eso habla no muy bien de tu persona. Porque si no comprendes, saca la cuenta de los adjetivos que te podrían ser asignados... Nadie quiere a otro que no es comprensivo; tal vez le tema, tal vez sienta aborrecimiento por él, pero no sentirá amor. Incluso si el vecino tirara abajo una pared porque le has tirado abajo su casa, deberías comprenderlo en su actitud “humana” de tomar revancha.
Comprender te hace grande, recordar el agravio te hace pequeño. Llevar a cuestas un rencor te vuelve amargo; olvidarlo, te vuelve dulce. Vivir con ese peso encima, encorvará tu espalda; sacártelo no bien te sea posible, te permitirá caminar erguido y mirar de frente.
PERDONAR NO IMPLICA DEJAR QUE SE REPITA
¿Poner la otra mejilla? No, poner límites. Porque si perdonas así tan sencillamente sin hacerle ver a la otra persona que no admitirás que se vuelva a repetir el hecho, entonces estás cometiendo una falta de amor. Los límites justos (Saturno, regente de Libra) son amor (Venus, el otro regente de Libra) y ambos, equilibrados (la balanza de Libra), son belleza.
¿Qué pasaría si fuéramos a juicio, Luz y Tiniebla, y la Tiniebla replicara que no se le pusieron límites y que eso no es otra cosa que una falta de amor? ¿Quién resultaría ser la víctima? Tal vez quisieras estar del lado de la Luz, pero... ¿Cómo podrías, si no has sido capaz de amar?. ¿Si la Tiniebla reclamara que por falta de esos límites, por la falta de amor, no pudo ser capaz de Ser Tiniebla, siendo que con una pequeña ayudita tuya podría haber comprendido que se estaba excediendo?. Más vale que ninguno de ellos me esté leyendo, porque en serios problemas estaríamos entonces.
Sin embargo, no es éste el caso actual (no te pongas contenta, Tiniebla, que ahora te voy a poner el límite). Pudo haber sido antes de la llegada de Jesús, no lo es ahora. Porque Jesús vino a dar la muestra del Amor. Y NADIE puede aducir que es ignorante, y que no conoce los límites y el amor. Porque para eso fue que encarnó el Ejemplo. Y para que ese Ejemplo perdurara, hizo lo imposible para ser llevado a la cruz. Para que el mundo lo viera y nadie “se olvidara”.
TIRAR LA PRIMERA PIEDRA
Después de reflexionar sobre lo anterior, creo que ya no te va a costar tanto perdonar. Tal vez te animes a dejar una rendija de duda sobre quién faltó al amor... si el que no perdonó o el que no fue perdonado. ¿Tirarías así tan alegremente la primera piedra?. ¿Y si la otra parte fuera sólo participante de un pacto previo que no recuerdas?. ¿Y si esa otra parte tuviera que jugar el rol de ser un individuo desagradable nada más que para que pudieras aprender una lección? ¿No deberías reconocerla, honrarla y hasta darle las gracias?.
EL SECRETO ESTA EN EL EQUILIBRIO
Equilibrio. Justo medio entre ambos extremos. Amar y conceder por amor, y poner límites, pero sólo por amor. ¿Te atreverías, teniendo lo anterior en cuenta, a hallar al culpable y condenarlo?. Cuidado, puede que lo halles de pronto mirándote al espejo. Porque tal vez, por desconocimiento, por ignorar, te hayas pasado de amor sin poner límites o te hayas pasado de poner límites sin amor.
EL MAESTRO DE MAESTROS VINO A DEJAR DOS LECCIONES
El Maestro Jesús nos dejó una lección contundente: la piedad, la compasión. Si lees el Viejo Testamento no encontrarás allí un solo ejemplo de compasión, era desconocida hasta que aparece Jesús. La piedad es compasión, la compasión es empatía, y la empatía es amor.
Pero por otro lado, dejó otra lección: poner límites. No fue compasivo con los mercaderes del templo, como tampoco fue compasivo con los demonios encarnados en los cerdos. Les puso los límites que merecían.
El amor en equilibrio con los límites. La comprensión en equilibrio con el respeto. Comprensión que cada uno deberías tener de sí mismo y del otro; y respeto que debería hacia el otro y hacia sí mismo. El conocerse y respetarse, y el ponerse de pie. Son actitudes que ayudan a crecer. Fomentarlas y engrandecerlas, ayudan a Ser.
¿Quién fue que dijo, mientras estaba agonizando... “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen...”? No sólo los estaba perdonando mientras lo torturaban... estaba pidiendo por ellos, para que fueran perdonados. Eso es Amor, digno ejemplo a seguir. ¿Podrás ahora perdonar? Aliviará y engrandecerá a ambas partes, y será una lección de Amor.
Con el amor y el respeto de un Guerrero, para con La Luz y para con La Tiniebla. Emilio.
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