De Héctor Santos Ramallo
10 de octubre, 2009
Solo estaba ahí, sumergida en su propio momento, nunca se había preguntado, y no se lo hubiera preguntado nunca, si aquel encuentro no hubiera ocurrido, que hacia ahí, de donde venia y hacia donde iba. Solo estaba ahí, disfrutando su confortable estancia en si misma rodeada de esa oscuridad que la mantenía viva, adormecida, que la sustentaba de todo lo que le hacia falta para ser, aunque ni siquiera era consciente de que “era”.
Todo estaba igual, hasta aquel día en que algo paso tan cerca de ella que casi la rozó, entonces comprendió con un terror absoluto que allí había algo mas, no estaba sola, y todo lo que ella creía se derrumbaba estrepitosamente.
Nunca había creído nada mas allá de lo que estaba a su alcance, necesitaba ver para creer, y nunca había visto mas allá de esa reconfortante oscuridad, sin embargo…algo había ahí, muy cerca de ella…
Con todo temor alcanzo a preguntar
-¿Quién esta ahí?
-¡Oh! ¿Hay alguien mas por aquí?- Dijo la otra voz.
-¿Quién eres, que haces aquí?- Insistió
- Bueno, yo apenas soy una partecita de todo lo que soy, simplemente estoy buscando el sustento en la madre tierra.
-¿Y que haces invadiendo mi mundo? ¿Acaso vienes a devorarme?
- ¿Devorarte, porque habría de devorarte? Y tú, ¿Qué haces aquí todavía? Ya es tiempo de que decidas salir…
No entendía de lo que le hablaba, ni a donde debería salir, estaba muy bien como estaba, y ahora, al darse cuenta de que no estaba sola, todo a su alrededor se empezaba a transformar, en realidad, nada se transformaba, solo que ella empezaba a darse cuenta de que la realidad que ella percibía, no era todo le que ella creía que era… su percepción de la realidad, era lo que realmente se estaba transformando.
- ¿Salir a donde? ¿Para qué? ¿Qué quieres de mí que vienes a interrumpir en mi vida?
- Oh, pequeña, si supieras las bellezas que hay afuera, vamos, ya es hora de que empieces a hacer tu camino y descubras el maravilloso mundo que…
- Cállate – interrumpió la pequeña – no sé de que me hablas y yo estoy de maravillas como estoy, no se porque vienes a estorbar mi paz, tu eres una intrusa que solo quiere engañarme…
- Para nada pequeña, tendrías que ver las maravillas…
- Yo solo veo donde estoy y donde vivo…y se que es lo que me mantiene viva…no necesito ver más…y no creo que haya nada más para ver…y todo lo que dices…yo no lo veo, por lo tanto no tengo porque creerte…
- Esta bien lo que dices, pequeña, estás viva, pero deberías permitirte seguir tu camino…
- ¡Mientes! – Dijo la pequeña creyendo que al fin la intrusa no tendría como refutar esa acusación, hacia mucho tiempo que ella estaba ahí, y sinceramente no había ningún camino que seguir – no existe tal camino, ya veo como me quieres engañar…
- Es verdad lo que dices, por supuesto no ves ningún camino, y yo tampoco lo veo, en realidad el camino lo tienes que hacer tú, como yo estoy haciendo el mió, que “casualmente” se ha topado contigo. ¿No te das cuentas, pequeña? Debes permitirte crecer, ser toda lo maravillosa que eres. Oh, ahora que puedo apreciarte mejor, te reconozco, no tienes idea lo grandiosa y bella que llegarás a ser, la lluvia se regocijara de nutrirte, el viento te acariciara y el sol te alimentará dulcemente con su luz, los animales se refugiarán en tus brazos y los niños jugarán a tu alrededor regalándote canciones llenas de risas, te harás cómplice de sus juegos y jugarás también con los insectos y los animales…
- ¡Basta! No sé de que me estas hablando y no entiendo nada de lo que dices…
- Tienes razón pequeña, creo que me dejé llevar, quizá te estoy abrumando con mis palabras, pero permíteme decirte algo más…no vengo a hacerte daño, puedes hacer lo que tú quieras, yo no puedo obligarte a hacer absolutamente nada, además llegará el momento en que tú misma decidirás hacer ese primer paso y hacer tu camino, tu propia naturaleza te impulsará a querer algo más, y es en esa búsqueda natural de ti misma que encontrarás la fortaleza para abrirte camino, a pesar de las dificultades…
- ¿Dificultades? –interrumpió la pequeña. Estaba pensando en todas las palabras que había escuchado y en el fondo de sí misma, sintió una curiosidad que nunca había sentido, y hasta empezaba a gustarle la idea de poder conocer ese maravilloso mundo del que le hablaba, sin embargo todo se ensombreció cuando escuchó que encontraría dificultades…- ya veo – siguió – tu quieres que haga mi “camino” cuando yo no veo ningún camino a seguir, dices que debo conocer las maravillas que me esperan, sin embargo yo nunca vi nada de lo que me cuentas, dices que soy grandiosa, cuando no veo como puedo serlo, si al fin de cuentas aquí sigo viva, y es donde quiero seguir, sin ningún tipo de dificultades…
- Pequeña, sin duda las dificultades serán parte de tu camino, pero ellas solo te ayudarán a apreciar mucho más tus logros, de ellas aprenderás y poco a poco comenzarás a comprender que eso que tu llamarías dificultades, son solo parte de tu crecimiento, simplemente te harás más fuerte y más hermosa…
- Insistes en que seré hermosa, sin embargo yo me veo hermosa, no necesito nada mas para verme hermosa y mucho menos tener que enfrentar dificultades, déjame en paz por favor, solo quieres engañarme, seguramente andarás perdida por ahí, y porque te encuentras perdida me quieres perder a mi también.
- Por supuesto que no pequeña, yo soy mucho más de lo que tu ves, todo lo que te dije yo misma lo estoy experimentando en este mismo momento, justo ahora estoy siendo acariciada por el sol, más tarde vendrán la luna y las estrellas con su suave luz, la noche me abrazará para después dejar paso al nutriente rocío antes del amanecer, al despuntar el sol por la mañana cantaré con las aves, jugaré con el viento, y le regalaré el más puro aire para que todos podamos respirar la pureza de este hermoso planeta…en realidad todo eso lo estoy haciendo ahora mismo, mientras hablo contigo.
La pequeña realmente estaba más que confundida, ¿cómo podía esa cosa que le hablaba decir tantas maravillas y estar en tantos lugares a la vez? No lo comprendía pero la curiosidad empezaba a ganarle a su incredulidad. El orgullo le impedía preguntar, pero en silencio esperó que le contara más de esas maravillas…el silencio se prolongó y en ese silencio empezó a buscar todo lo que ese extraño ser le contaba, prestó atención más que nunca a todas las vibraciones y sonidos a su alrededor, nunca se había fijado en ellos, sin embargo ahora que prestaba atención, los sonidos se empezaban a hacer más claros, la tierra pulsaba de una manera diferente y hasta se percató de que la temperatura cambiaba de tiempo en tiempo, suponer que podría averiguar todos esos secretos y más, la entusiasmó. Sabiendo que la pequeña estaba en sus cavilaciones, después de unos largos y silenciosos minutos la intrusa al fin prosiguió…
- Podría contarte tantas otras maravillas, pequeña, pero de nada serviría, porque simplemente estaría creando una expectativa en ti, cuando en realidad serás tu misma quien experimentará tantas bellezas. Sospecho que en este pequeño silencio, has sentido como nunca antes aquello que no ves.
- ¿Sentir aquello que no veo? En realidad si que fue extraño…nunca antes había escuchado el silencio, ni me había percatado de todo lo que puede haber a mí alrededor, siempre estuve aquí…tan sola…sin embargo al prestar atención a ese murmullo…realmente fue confortable…no me sentía sola…
- Nunca estas sola, pequeña. ¿Acaso no te alimentas tu misma de todo esto que te rodea? Todo esta vivo, y todo es para ti.
- ¿Todo para mí?
- Por supuesto que sí, y por supuesto que todos podemos respirar de todo esto que esta tan vivo, aunque muchos ni siquiera se dan cuenta de que lo hacen…
- Es difícil de comprender eso para mí.
- No intentes comprenderlo ahora, pequeña, lo que has sentido es hermoso, toda esta tierra a tu alrededor esta llena de vida y esta para nutrirte, a su vez tu también nutrirás a la tierra, como también a algunos seres que habitan sobre la superficie, algunos te cuidarán y otros tal vez te maltraten, pero tu no debes preocuparte por eso, demasiado hermosas te parecerán tus hojas cuando reciban las caricias del sol y de la luna, demasiado hermosa te parecerá la lluvia que caerá del cielo para bañar tus ramas y nutrir la tierra en donde tus raíces se harán mas fuertes, demasiado hermosas te parecerán tus flores en la primavera cuando perfumen el aire con tu esencia y sean el alimento de otros animales y llenen de colores el paisaje, y al fin, crecerá tu más preciado tesoro, los dulces frutos de tu sabia que llevarán tu semilla, alguna tal vez caiga por aquí cerca, y tu te cruzarás con ella cuando tus raíces hagan su camino, y la encontrarás pequeña y solitaria. Ahora, pequeña semilla de mis frutos, no temas y deja que tu naturaleza haga tu camino, se tu misma y crecerás de tal forma que entenderás que todo esta vivo para ti y para todos, y que en realidad nada nos separa, somos parte de esta tierra que nutre la lluvia y el viento, somos parte de ese fuego que nace cada día, somos parte de esos seres que se alimentan de nuestros frutos, de nuestros perfumes y del aire que regalamos al planeta. Pequeña semilla, tu también eres parte de todo eso, todos somos Uno, simplemente ahora, tienes que ser tu misma.
La pequeña semilla, si bien todavía no comprendía del todo lo que había escuchado, se dejó ser y pronto asomó un pequeño brote de sí misma, abriéndose camino a la vida, fue asomándose así a las maravillas que le esperaban y sobre todo, permitiéndose ser toda la maravilla que ella misma era.
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